domingo, 13 de octubre de 2024

YA NO VIVO YO, MAS CRISTO VIVE EN MI

 

YA NO VIVO YO, MAS CRISTO VIVE EN MI

                                                                    






Galatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 

El viejo yo, o sea el hombre natural fue crucificado con Cristo, y un yo nuevo ha tomado su lugar, ese es Cristo quien ahora vive en mí, y es quien gobierna mi vida.

En 1 de Corintios.2. Pablo usa la palabra natural para referirse a alguien que sigue en su estado original (pecaminoso). La palabra griega psuchikos (“natural”) puede definirse como “animal”, en contraposición a “espiritual”. Los hombres naturales son aquellos que están ocupados con las cosas de este mundo material en exclusión de las cosas de Dios. Son guiados por el instinto en lugar del Espíritu de Dios. Eligen intuitivamente el pecado sobre la justicia. Son los “paganos” a los que Jesús se refiere en Mateo. 6:32, que solo buscan las cosas de este mundo.

1 Corintios 2:14

14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Gál 5:24  Y los que son de Cristo Jesús, ya han crucificado la naturaleza del hombre pecador junto con sus pasiones y malos deseos.[t]

El cristiano aunque vive en un cuerpo,  ha sido capacitado para vivir de una forma sobrenatural,  porque Cristo viven en nuestras vidas a través del Espíritu Santo y maneja todas nuestras acciones.

En nuestro yo vive Cristo, el Espíritu Santo y Dios mismo, gobernando nuestras vidas.

Mateo17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 
17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.

Por lo tanto ya no somos esclavos del pecado sino que nuestra nueva naturaleza es de Dios.

Cuando llegamos a entender que nuestro viejo yo a muerto y quedo en la cruz, es que podremos vivir una nueva vida en Cristo.

¿POR QUE FUIMOS CRUCIFICADOS JUNTAMENTE CON CRISTO?

Porque Dios había perdido toda esperanza en nosotros, nuestra carne era totalmente corrupta,  estábamos perdidos sin ninguna esperanza.

Cristo llevo nuestros pecados, y hoy podemos decir que con Cristo estoy juntamente crucificado,  nuestro viejo hombre a muerto.

Efesios 2:12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 
2:13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.

Nada en este mundo puede cambiar nuestra carne corrupta, solo el sacrificio de Cristo lo pudo hacer.

Por tanto Dios nos ha declarado muertos al pecado y vivos para Dios, es hora de aceptar la muerte de nuestro viejo yo y creer que vivimos para Dios.

QUE SIGNIFICA ESTAR CRUCIFICADO JUNTAMENTE CON CRISTO?

Es aceptar que sin Cristo no tenemos ninguna esperanza, que  nada podemos hacer, que nuestro yo ha muerto.

El cristiano muchas veces no quiere ver la realidad, creer que su yo lo puede hacer todo, pero lejos del señor lo único que nos espera es la muerte, nuestra carne corrupta y llena de maldad hace que Dios pierda toda esperanza en nosotros, por tanto es muy importante crucificar nuestra carne.

VIVIENDO EN EL ESPIRITU

Como cristianos nacidos de nuevo, ahora no vivimos en la carne sino en el Espíritu, nuestra carne a muerto al pecado y ahora vivimos para Dios.

Romanos 8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 
8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 

Mientras que vivamos en esta tierra tendremos que vivir en un cuerpo que nos incita al  pecado, un cuerpo de muerte; por eso debemos aprender a hacer morir las obras pecaminosas de nuestro cuerpo, por medio del Espíritu Santo, para que un día podamos tener nuestro nuevo cuerpo glorioso, ese cuerpo que Cristo compro con su sangre en la cruz del calvario.

Romanos 6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 

Rom 6:11  De igual manera, el pecado ya no tiene poder sobre ustedes, sino que Cristo les ha dado vida, y ahora viven para agradar a Dios.

Rom 6:12  Así que no dejen que el pecado los gobierne, ni que los obligue a obedecer los malos deseos de su cuerpo.

Rom 6:13  Ustedes ya han muerto al pecado, pero ahora han vuelto a vivir. Así que no dejen que el pecado los use para hacer lo malo. Más bien, entréguense a Dios, y hagan lo que a él le agrada.

Filipenses 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 
3:21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

NUESTRO YO A MUERTO

Cuando nuestro viejo yo en Adán a muerto, hemos aprendido a hacer morir las obras de la carne.

Romanos 6:1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 
6:2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 


LOS MIEMBROS DE MI CUERPO

Cuando el yo a muerto, toda mi cuerpo, espíritu y alma son del señor.

Romanos 6:13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 

Los miembros del cuerpo, no son solo el cuerpo, se está refiriendo a nuestra mente, nuestras emociones, mi voluntad, mi imaginación y mi cuerpo físico, Dios quiere que le rindamos todo a él, para que se haga su voluntad en nuestras vidas.

Romanos 6:22 Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 

La voluntad de Dios es la santificación de nuestras vidas y la vida eterna.

 

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