UNA BUENA CONCIENCIA
Hch 23:1 Pablo miró a todos
los de la Junta Suprema, y les dijo:
—Amigos israelitas, yo
tengo la conciencia tranquila, porque hasta ahora he obedecido a Dios en todo.
La
conciencia es la facultad del ser humano para elaborar juicios personales de
carácter moral y ético sobre lo que está bien o mal, con relación a uno mismo y
a los demás. Es, pues, el conocimiento interno del bien y del mal. Conocimiento
reflexivo de las cosas. Es la actividad mental a la que solo puede tener acceso
el propio sujeto o persona.
La conciencia es testigo, fiscal y
juez de nuestros actos y de nuestros motivos. Nos orienta al tomar
decisiones y nos indica si el camino que pensamos seguir es bueno o no. Si
decidimos acertadamente, nos premia haciéndonos sentir bien; si no, nos castiga
con remordimientos.
El cristiano que ha sido regenerado, debe tener una conciencia
guiada por el Espíritu Santo de Dios. El aposto Pablo podía acercarse y tener
intimidad con Dios, pues su conciencia no le reprendida. Toda su conducta se regía
por su conciencia, y no hacía nada que su conciencia reprobara, ni permitía que
permaneciera en el algo que su conciencia rechazara. Por lo tanto, tenía
confianza para estar en pie ante Dios y ante los hombres. Su conciencia no lo juzgaba, pues siempre obedecía a
Dios.
Hch 24:16 Y por esto procuro tener siempre una
conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
Si no obedecemos sus mandamientos ni hacemos lo que a él le agrada,
nuestros corazones serán reprendidos, habrá pecado en nuestra conciencia y
tenderemos a alejarnos de Dios, además no podremos recibir lo que le estamos
pidiendo a Dios.
La regla primordial en la vida de Pablo era tener una limpia conciencia,
esto era lo que lo llevaba a poder servirle a Dios y obtener muchas victorias
en su vida.
Vivir con rectitud ante el señor solo se logra escuchando las enseñanzas
de la conciencia, lo cual produce paz y justicia. Esto era lo que Pablo
practicaba.
La conciencia de Pablo estaba libre de ofensas ante Dios y ante los
hombres porque siempre obedecía lo que Dios le mandaba.
Hch 24:12 La gente que me
acusa no me encontró discutiendo con nadie, ni alborotando a la gente en el
templo, ni en la sinagoga, ni en ninguna otra parte de la ciudad.
Hch 24:13 Ellos no pueden
probar que sea verdad todo lo que se dice de mí.
Hch 24:14 »Una cosa sí es
cierta: Yo estoy al servicio del Dios de mis antepasados, y soy cristiano.
Ellos dicen que seguir a Jesús es malo, pero yo creo que estoy obedeciendo todo
lo que está escrito en la Biblia.
Hch 24:15 Yo creo que Dios
hará que los muertos vuelvan a vivir, no importa que hayan sido buenos o malos.
Y también los que me acusan creen lo mismo.
Hch 24:16 Por eso siempre
trato de obedecer a Dios y de estar en paz con los demás; así que no tengo nada
de qué preocuparme.
La conciencia limpia de
Pablo era la única fuente de paz, consuelo y gozo, para probar su integrad.
Otros podrían acusarlo falsamente de pecados atroces, pero la conciencia de
Pablo no lo acusaba, lo exoneraba de las acusaciones y lo protegía de la culpa falsa.
Los falsos apóstoles
habían lanzado un ataque sobre tres asuntos distintos de la credibilidad de
Pablo
En el ámbito moral lo
acusaban de ser un pecador malvado, y que su sufrimiento era un castigo divino
por sus pecados.
En el plano de las
relaciones lo acusaban de no ser sincero, de engañar y de manipular, y también
lo acusaban de tergiversar la palabra, de ser un mentiroso y un falso maestro.
Lo único que hace Pablo
para defenderse es apelar a su conciencia, para anular los falsos veredictos de
los mensajeros de satanás. Su conciencia lo exoneraba de las malas prácticas de
que lo acusaban.
SOLO UNA LIMPIA CONCIENCIA NOS PERMITE SERVIR A DIOS.
Como hijos de Dios hemos lavado nuestra conciencia con la sangre de Cristo
para poder servirle con amor y pasión, sin importar las acusaciones que el enemigo
nos quiera colocar.
2Ti 1:3 Doy gracias a Dios,
a quien sirvo con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados, de que
sin cesar, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones,
COMO VIVIR LIBRES DE PECADOS Y OFENSAS
Solo
hay que obedecer a nuestra conciencia, porque ella siempre nos dice que es lo
que está mal y lo que está bien. Con la ayuda del Espíritu Santo que nos habla y
nos enseña a cumplir su palabra.
Aquellos
que tienen una conciencia cauterizada llena de pecado, que vive conforma a los
deseos de la carne no pueden obedecer la palabra
1Ti 4:1 Pero el Espíritu
dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;
1Ti 4:2 por la hipocresía
de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,
1Ti 4:2 Harán caso a gente hipócrita y mentirosa,
cuya conciencia está marcada con el hierro de sus malas acciones.
Nuestra
conciencia únicamente da testimonio de la palabra de Dios cuando la escuchamos,
ella siempre nos conduce a Dios.
La
palabra es el campo de entrenamiento de la conciencia A través del entrenamiento,
sabemos entonces, como acercarnos al señor, como transitar su camino y como
aprender a agradarle.
Todos
tenemos la capacidad para decidir andar por los caminos del señor o dejar cauterizar
nuestra conciencia
DEBEMOS MANTENER UNA CONCIENCIA PURA
Nuestra conciencia fue creada para conducirnos al Espíritu Santo. Sin ella nuestra vida carece de todo sentido, sin ella no podemos ser guiados por el Espíritu Santo. Su función es ayudarnos a permanecer puros ante el señor.
Cuando nuestra
conciencia nos dice que somos culpables de un asunto determinado, no podemos
esperar tener una conciencia limpia ante el señor ni esperar sus bendiciones ni
su guía. Debemos arrepentirnos para que puedan venir las bendiciones.
Pablo
instruyo a los diáconos para que guardaran el ministerio de a fe con limpia
conciencia
1Ti 3:8 Asimismo, los diáconos deben ser hombres
respetables,[f] que nunca falten a
su palabra ni sean dados a emborracharse ni a desear ganancias mal habidas.
1Ti 3:9
Deben apegarse a la verdad revelada[g]
en la cual creemos, y vivir con conciencia limpia.
Solo
la sangre de Cristo puede limpiar nuestras conciencias. Cuando aceptamos a
Jesucristo como nuestro señor y salvador y vivimos conforme a su palabra
nuestra conciencia se purifica por la sangre de cristo, desde ese momento
comenzamos a vivir siendo guiados por el Espíritu Santo y guiados por nuestra conciencia.
Heb 9:14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual
mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará
vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
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