LA INCREDULIDAD NOS ALEJA DE LA BENDICIÓN
Hebreos
3:7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:
Si oyereis hoy su voz,
3:8 No endurezcáis vuestros corazones,
Como en la provocación, en el día de
la tentación en el desierto,
3:9 Donde me tentaron vuestros padres;
me probaron,
Y vieron mis obras cuarenta años.
3:10 A causa de lo cual me disgusté
contra esa generación,
Y dije: Siempre andan vagando en su
corazón,
Y no han conocido mis caminos.
3:11 Por tanto, juré en mi ira:
No entrarán en mi reposo.
El
pueblo de Israel fue llevado al desierto, para probar su fe, y saber lo que había
en sus corazones.
Deuteronomio
8:2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios
estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber
lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
El
pueblo de Israel endureció su corazón, y cayó en el pecado de incredulidad.
La
incredulidad privo al pueblo de Israel de entrar a la tierra prometida, y disfrutar de las bendiciones que había allí.
Permanecieron
en el desierto, rodeando la montaña durante mucho tiempo.
Muchos
cristianos se quedan en el desierto, rodeando la misma montaña de problema, y dificultades por muchos años, sin llega a avanzar.
Deuteronomio
2:1 Luego volvimos y salimos al desierto, camino del Mar Rojo, como Jehová me
había dicho; y rodeamos el monte de Seir por mucho tiempo.
2:2 Y Jehová me habló, diciendo:
2:3 Bastante habéis rodeado este monte; volveos al norte.
El
pecado de incredulidad nos impide abandonarnos en las manos de Dios, y dejar que
el guie nuestra vida, y nos lleve a tierra de bendición.
La
incredulidad lleva a las personas a renegar, a creer que cuando están pasando
por el desierto es porque Dios los ha traído para mátalos, y que nunca podrá
llevarlos a esa tierra de bendición.
Éxodo
16:1 Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino
al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo
mes después que salieron de la tierra de Egipto.
16:2 Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y
Aarón en el desierto;
16:3 y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de
Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne,
cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto
para matar de hambre a toda esta multitud.
En el
desierto el calor es muy fuerte, y la vida no es fácil, pero allí estaba Dios
para guiarlos, alimentarlos y guardarlos.
Éxodo
16:35 Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a
tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de
Canaán.
Éxodo
13:20 Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, a la entrada del desierto.
13:21 Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos
por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de
que anduviesen de día y de noche.
13:22 Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de
noche la columna de fuego.
En
medio de los problemas, y dificultades; Dios siempre nos sostiene, aunque las
cosas no nos gusten, y sean difíciles, siempre estará allí.
Deuteronomio
2:7 pues Jehová tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos; él sabe que
andas por este gran desierto; estos cuarenta años Jehová tu Dios ha estado
contigo, y nada te ha faltado.
El
tiempo que pasemos en el desierto depende de nuestra incredulidad; si no
aprendemos a depender de Dios, tal vez tengamos que morir en el desierto, y no
entrar a la tierra prometida.
Números
14:28 Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así
haré yo con vosotros.
14:29 En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que
fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han
murmurado contra mí.
14:30 Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano
y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a
Josué hijo de Nun.
14:31 Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo
los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.
14:32 En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.
Deuteronomio
2:14 Y los días que anduvimos de Cades-barnea hasta cuando pasamos el arroyo de
Zered fueron treinta y ocho años; hasta que se acabó toda la generación de los
hombres de guerra de en medio del campamento, como Jehová les había jurado.
2:15 Y también la mano de Jehová vino sobre ellos para destruirlos de en medio
del campamento, hasta acabarlos.
LA INCREDULIDAD Y SUS CONSECUENCIAS
La
incredulidad nos lleva a cometer actos reprochables ante los ojos de Dios.
La
incredulidad nos lleva siempre a pecar, y
a vivir en rebeldía.
1 a
corintios 10:1 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres
todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar;
10:2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar,
10:3 y todos comieron el mismo alimento espiritual,
10:4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca
espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.
10:5 Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados
en el desierto.
10:6 Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no
codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.
10:7 Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el
pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar.
10:8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día
veintitrés mil.
10:9 Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y
perecieron por las serpientes.
10:10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el
destructor.
10:11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.
10:12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
Codiciar cosas malas
Éxodo
16:3 y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de
Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne,
cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto
para matar de hambre a toda esta multitud.
Números
11:4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los
hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer
carne!
11:5 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos,
los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;
11:6 y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.
16:8
Dijo también Moisés: Jehová os dará en la tarde carne para comer, y en la
mañana pan hasta saciaros; porque Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que
habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones
no son contra nosotros, sino contra Jehová.
Hebreos 3:10 A causa de lo cual me disgusté
contra esa generación,
Y dije: Siempre andan vagando en su
corazón,
Y no han conocido mis caminos.
3:11 Por tanto, juré en mi ira:
No entrarán en mi reposo.
Practicar la idolatría, la
fornicación.
Éxo 32:6 En efecto, al día
siguiente los israelitas madrugaron y presentaron holocaustos y sacrificios de
comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se entregó al
desenfreno.
Éxo 32:7 Entonces el SEÑOR
le dijo a Moisés: —Baja, porque ya se ha corrompido el pueblo que sacaste de
Egipto.
Éxo 32:8 Demasiado pronto se
han apartado del camino que les ordené seguir, pues no sólo han fundido oro y
se han hecho un ídolo en forma de becerro, sino que se han inclinado ante él,
le han ofrecido sacrificios, y han declarado: “Israel, ¡aquí tienes a tu dios
que te sacó de Egipto!”
Números 25:1 Moraba
Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab,
25:2 las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el
pueblo comió, y se inclinó a sus dioses.
25:3 Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra
Israel.
25:4 Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos
ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de
Israel.
25:9 Y
murieron de aquella mortandad veinticuatro mil.
Rom 1:21 A pesar de haber
conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que
se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato
corazón.
Rom 1:22 Aunque afirmaban
ser sabios, se volvieron necios
Rom 1:23 y cambiaron la
gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal, de
las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles.
Rom 1:24 Por eso Dios los
entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual,
de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros.
Rom 1:25 Cambiaron la verdad
de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al
Creador, quien es bendito por siempre. Amén.
Rom 1:26 Por tanto, Dios los
entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones
naturales por las que van contra la naturaleza.
Rom 1:27 Así mismo los
hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en
pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron
actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su
perversión.
Tentar al señor y murmurar contra
Dios.
Éxodo
17:3 Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué
nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y
a nuestros ganados?
Sal 95:8 no endurezcan el
corazón, como en Meribá,[a]
como aquel día en Masá,[b] en
el desierto,
Sal 95:9 cuando sus
antepasados me tentaron, cuando me pusieron a prueba, a pesar de haber visto
mis obras.
Sal 95:10 Cuarenta años
estuve enojado con aquella generación, y dije: «Son un pueblo mal encaminado
que no reconoce mis senderos.»
Sal 95:11 Así que, en mi
enojo, hice este juramento: «Jamás entrarán en mi reposo.»
Debemos
tener mucho cuidado, porque podemos ser salvos, y haber creído en Cristo, y
participar de todos sus beneficios; pero por causa del pecado de incredulidad
podemos ser juzgados por Dios
Hebreos
3:12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de
incredulidad para apartarse del Dios vivo;
3:13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice:
Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
3:14
Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta
el fin nuestra confianza del principio,
3:17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
3:18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?
3:19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.