EL PECADO ES COMO LA LEPRA
Rom 7:20 Pero si hago lo que
no quiero hacer, en realidad no soy yo quien lo hace, sino el pecado que está
dentro de mí.
Rom 7:21 Me doy cuenta
entonces de que, aunque quiero hacer lo bueno, sólo puedo hacer lo malo.
Rom 7:22 En lo más profundo
de mi corazón amo la ley de Dios.
Rom 7:23 (23-25) Pero también me sucede otra cosa: hay algo
dentro de mí, que lucha contra lo que creo que es bueno. Trato de obedecer la
ley de Dios, pero me siento como en una cárcel, donde lo único que puedo hacer
es pecar. Sinceramente, deseo obedecer la ley de Dios, pero no puedo dejar de
pecar porque mi cuerpo es débil para obedecerla. ¡Pobre de mí! ¿Quién me
librará de este cuerpo, que me hace pecar y me separa de Dios? ¡Le doy gracias
a Dios, porque sé que Jesucristo me ha librado!
La lepra es una enfermedad infecciosa, que si no recibe tratamiento adecuado puede contaminar a otras personas y traer muerte.
La
lepra no es fácil de detectar porque tiene un largo periodo de incubación,
puede durar hasta 10 años hasta que aparecen los primeros síntomas, que si no
se tratan a tiempo se reflejaran en las ulceras que se forman en la piel.
La
lepra ataca a la piel y a los nervios, provoca al enfermo una anestesia que le impide
sentir dolor. Aparecen progresivamente parálisis musculares que pueden llevar a
mutilaciones graves.
En el
pasado la lepra era considerada más que una enfermedad, era una contaminación
para la humanidad.
Muchos
de esos leprosos eran aislados de sus familias y de la sociedad, pues se creía que la lepra era contagiosa.
Levíticos
13:44 leproso es, es inmundo, y el sacerdote lo declarará luego inmundo; en su
cabeza tiene la llaga.
13:45 Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza
descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo!
13:46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro,
y habitará solo; fuera del campamento será su morada.
LA LEPRA UNA ENFERMEDAD QUE MATA ASÍ COMO EL PECADO
En el
pueblo de Israel si una persona tenía Lepra se llevaba ante el sacerdote para
ser examinado.
Levíticos
13:1 Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo:
13:2 Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o
mancha blanca, y hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, será
traído a Aarón el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.
13:3 Y el sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la
llaga se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga más profunda que la piel de la
carne, llaga de lepra es; y el sacerdote le reconocerá, y le declarará inmundo.
El
pecado nos hace inmundos o sucios ante los ojos de Dios.
CARACTERÍSTICAS DEL PECADO Y LA LEPRA
Es más profundo que la
piel
La
lepra no solo era una erupción superficial, era mucho más profunda que la piel,
así como lo es el pecado. El problema no está en la superficie, en lo que se ve a simple vista. Está en lo más
profundo, en la naturaleza pecaminosa. Nuestra naturaleza pecaminosa es la
fuente de muchos problemas que pasamos. Al pecador no se le puede sanar con
algo superficial, necesita algo más profundo que renueve su corazón y esto es
Jesucristo
Levíticos
13:2 Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o
mancha blanca, y hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, será
traído a Aarón el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.
Se esparce en todo el
cuerpo
El
pecado contamina todo el cuerpo, así como la lepra se esparcía y contaminaba todo el cuerpo.
El
pecado siempre comienza con un pensamiento, luego con un deseo, hasta llegar a
un acto con desenlaces terribles que solo destruyen.
Levíticos
13:7 Pero si se extendiere la erupción en la piel después que él se mostró al
sacerdote para ser limpio, deberá mostrarse otra vez al sacerdote.
13:8 Y si reconociéndolo el sacerdote ve que la erupción se ha extendido en la
piel, lo declarará inmundo: es lepra.
Contamina
En el pueblo de Israel al leproso no se le permitía participar en servicios religiosos, se le obligaba a
marcarse como leproso y a gritar; inmundo, inmundo, para advertir a los que le rodeaban. El que
tocara un leproso quedaba contaminado. Así es el pecado ensucia la mente, el corazón,
el cuerpo y todo lo que toca. Un pecador puede contaminar su hogar, su trabajo.
Levitivico
13:44 leproso es, es inmundo, y el sacerdote lo declarará luego inmundo; en su
cabeza tiene la llaga.
13:45 Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza
descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo!
Aísla
El
leproso tenía que vivir fuera del campamento, con los demás leprosos, o solo,
era una vida triste. El pecado nos aísla nos separa de nuestra familia, amigos, iglesia y finalmente de Dios
13:46
Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y
habitará solo; fuera del campamento será su morada.
Nos lleva a pasar por el
fuego
Todo
lo que se hallaba contaminado con la lepra tenía que pasar por el fuego.
Al pecador que no se arrepiente solo le espera el fuego, la tristeza y el dolor.
No
podemos ocultar la lepra del pecado, siempre se manifestara y será vista.
Mar 9:43 (43-44) »Si lo que haces con tu mano te hace
desobedecer a Dios, mejor córtatela. Es mejor quedarse para siempre sin una
mano, que tener las dos manos y ser echado al infierno, donde el fuego nunca se
apaga.
Mar 9:45 (45-46) »Si lo que haces con tu pie te hace
desobedecer a Dios, mejor córtatelo. Es mejor quedarse para siempre sin un pie,
que tener los dos pies y ser echado al infierno.
Mar 9:47 »Si lo que ves con
tu ojo te hace desobedecer a Dios, mejor sácatelo. Es mejor que entres al reino
de Dios con un solo ojo, que tener los dos ojos y ser echado al infierno,
Mar 9:48 donde hay gusanos
que nunca mueren, y donde el fuego nunca se apaga.
COMO SER
LIMPIADOS DE LA LEPRA DEL PECADO
El leproso
acude al sacerdote
Al leproso se le impedía
entrar en el campamento, el sacerdote tenía que ir donde estaba el leproso, así
como vino y murió por nosotros para limpiarnos, él nos buscó para darnos
salvación.
Levíticos 14:2 Esta
será la ley para el leproso cuando se limpiare: Será traído al sacerdote,
14:3 y éste saldrá fuera del campamento y lo examinará; y si ve que está sana
la plaga de la lepra del leproso,
Hebreos 13:12 Por lo
cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre,
padeció fuera de la puerta.
13:13 Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio;
El sacerdote
ofrece sacrificios
Lev 14:4 mandará traer para
el que se purifica dos pajarillos vivos, que sean puros, y madera de cedro,
tela roja e hisopo.[b]
Lev 14:5 Ordenará que se
mate uno de los pajarillos sobre una olla de barro que contenga agua de
manantial,
Lev 14:6 y tomará el
pajarillo vivo, la madera de cedro, la tela roja y el hisopo, y mojará estas
cosas y el pajarillo vivo con la sangre del pajarillo muerto sobre el agua de
manantial.
Lev 14:7 Luego rociará siete
veces con la sangre al que va a ser purificado de la lepra, y lo declarará
puro. Al pajarillo vivo lo dejará en libertad.
Lev 14:8 “El que se purifica
debe lavar su ropa, y lavarse a sí mismo y afeitarse del todo, para quedar
purificado. Después podrá entrar en el campamento, aunque durante siete días se
quedará viviendo al aire libre.
Esta ceremonia es la
representación del sacrificio que hizo Cristo en la cruz para limpiarnos
El dejo el cielo, para
tomar un cuerpo de barro morir por nosotros y con su sangre limpiarnos de todo
pecado para que pudiéramos vivir en libertad.
El leproso se lava y
espera
Levíticos 14:8 Y el que
se purifica lavará sus vestidos, y raerá todo su pelo, y se lavará con agua, y
será limpio; y después entrará en el campamento, y morará fuera de su tienda
siete días.
14:9 Y el séptimo día raerá todo el pelo de su cabeza, su barba y las cejas de
sus ojos y todo su pelo, y lavará sus vestidos, y lavará su cuerpo en agua, y
será limpio.
Después que el
sacerdote ya lo había declarado limpio el leproso tenia que lavarse
Después que Cristo nos
ha limpiado con su sangre debemos preocuparnos por mantener nuestra vida libre
de toda contaminación de pecado.
El leproso debía
esperar ocho días, porque ocho es el
símbolo de la resurrección y un nuevo comienzo.
El leproso
ofrece sacrificio
14:10 El día octavo
tomará dos corderos sin defecto, y una cordera de un año sin tacha, y tres
décimas de efa de flor de harina para ofrenda amasada con aceite, y un log de
aceite.
14:11 Y el sacerdote que le purifica presentará delante de Jehová al que se ha
de limpiar, con aquellas cosas, a la puerta del tabernáculo de reunión;
14:12 y tomará el sacerdote un cordero y lo ofrecerá por la culpa, con el log
de aceite, y lo mecerá como ofrenda mecida delante de Jehová.
14:13 Y degollará el cordero en el lugar donde se degüella el sacrificio por el
pecado y el holocausto, en el lugar del santuario; porque como la víctima por
el pecado, así también la víctima por la culpa es del sacerdote; es cosa muy
sagrada.
De nuevo en el
campamento ofrece una ofrenda una por la transgresión, por el pecado y un
holocausto.
La ofrenda por el
pecado resolvía su contaminación.
El holocausto
representaba su renovada dedicación a Dios
La ofrenda por la transgresión
se ofrecía debido a que estuvo inmundo y
no pudo servir a Dios como debía entonces tenía una deuda.
El sacerdote
aplicaba la sangre y el aceite
14:14 Y el sacerdote
tomará de la sangre de la víctima por la culpa, y la pondrá el sacerdote sobre
el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano
derecha y sobre el pulgar de su pie derecho.
14:15 Asimismo el sacerdote tomará del log de aceite, y lo echará sobre la
palma de su mano izquierda,
14:16 y mojará su dedo derecho en el aceite que tiene en su mano izquierda, y
esparcirá del aceite con su dedo siete veces delante de Jehová.
14:17 Y de lo que quedare del aceite que tiene en su mano, pondrá el sacerdote
sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su
mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, encima de la sangre del
sacrificio por la culpa.
14:18 Y lo que quedare del aceite que tiene en su mano, lo pondrá sobre la
cabeza del que se purifica; y hará el sacerdote expiación por él delante de
Jehová.
14:19 Ofrecerá luego el sacerdote el sacrificio por el pecado, y hará expiación
por el que se ha de purificar de su inmundicia; y después degollará el
holocausto,
14:20 y hará subir el sacerdote el holocausto y la ofrenda sobre el altar. Así
hará el sacerdote expiación por él, y será limpio.
El sacerdote
tomaba la sangre y la aplicaba en la oreja, los pulgares de la mano y del pie
derecho simbolizando que su cuerpo había sido comprado y que ahora le pertenecía
a Dios.
El sacerdote ponía aceite sobre la sangre símbolo del poder del espíritu de Dios. La sangre no podía ponerse en el aceite; el aceite debía ponerse en la sangre, porque donde se ha aplicado la sangre el Espíritu puede obrar, el resto del aceite se derramaba sobre la cabeza del hombre, así era ungido para una nueva vida.
Hoy en día
esto se logra mediante la fe en el señor Jesucristo. El salió fuera del
campamento para hallarnos, murió y resucito para salvarnos. Cuando confiamos en
Jesús el aplica la sangre y el aceite símbolo de Espíritu Santo en nuestras vidas y nos restaura a una
vida en comunión con Dios.
Heb 13:10 Nosotros tenemos un
altar[k] distinto, del cual no
tienen derecho a comer los sacerdotes del antiguo santuario.
Heb 13:11 El sumo sacerdote
lleva la sangre de los animales al santuario, como ofrenda para quitar el
pecado, pero los cuerpos de esos animales se queman fuera del campamento.
Heb 13:12 Así también, Jesús
sufrió la muerte fuera de la ciudad, para consagrar al pueblo por medio de su
propia sangre.[l]
Heb 13:13 Vayamos, pues, con
Jesús, fuera del campamento,[m] y
suframos la misma deshonra que él sufrió.[n]
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