martes, 22 de abril de 2025

EL PECADO ES COMO LA LEPRA

 

EL PECADO ES COMO LA LEPRA

                                                            


Rom 7:20  Pero si hago lo que no quiero hacer, en realidad no soy yo quien lo hace, sino el pecado que está dentro de mí.

 

Rom 7:21  Me doy cuenta entonces de que, aunque quiero hacer lo bueno, sólo puedo hacer lo malo.

Rom 7:22  En lo más profundo de mi corazón amo la ley de Dios.

Rom 7:23  (23-25) Pero también me sucede otra cosa: hay algo dentro de mí, que lucha contra lo que creo que es bueno. Trato de obedecer la ley de Dios, pero me siento como en una cárcel, donde lo único que puedo hacer es pecar. Sinceramente, deseo obedecer la ley de Dios, pero no puedo dejar de pecar porque mi cuerpo es débil para obedecerla. ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo, que me hace pecar y me separa de Dios? ¡Le doy gracias a Dios, porque sé que Jesucristo me ha librado!

 

La lepra es una enfermedad infecciosa, que si no recibe tratamiento adecuado puede contaminar a otras personas y traer muerte.

La lepra no es fácil de detectar porque tiene un largo periodo de incubación, puede durar hasta 10 años hasta que aparecen los primeros síntomas, que si no se tratan a tiempo se reflejaran en las ulceras que se forman en la piel.

La lepra ataca a la piel y a los nervios,  provoca al enfermo una anestesia que le impide sentir dolor. Aparecen progresivamente parálisis musculares que pueden llevar a mutilaciones graves.

En el pasado la lepra era considerada más que una enfermedad, era una contaminación para la humanidad.

Muchos de esos leprosos eran aislados de sus familias y de la sociedad,  pues se creía que la lepra era contagiosa.

Levíticos 13:44 leproso es, es inmundo, y el sacerdote lo declarará luego inmundo; en su cabeza tiene la llaga.
13:45 Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo!
13:46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada.

LA LEPRA UNA ENFERMEDAD QUE MATA ASÍ COMO EL PECADO

En el pueblo de Israel si una persona tenía Lepra se llevaba ante el sacerdote para ser examinado.

Levíticos 13:1 Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo:
13:2 Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca, y hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, será traído a Aarón el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.
13:3 Y el sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga más profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es; y el sacerdote le reconocerá, y le declarará inmundo.

El pecado nos hace inmundos o sucios ante los ojos de Dios.

CARACTERÍSTICAS DEL PECADO Y LA LEPRA

Es más profundo que la piel

La lepra no solo era una erupción superficial, era mucho más profunda que la piel, así como lo es el pecado. El problema no está en la superficie,  en lo que se ve a simple vista. Está en lo más profundo, en la naturaleza pecaminosa. Nuestra naturaleza pecaminosa es la fuente de muchos problemas que pasamos. Al pecador no se le puede sanar con algo superficial, necesita algo más profundo que renueve su corazón y esto es Jesucristo

Levíticos 13:2 Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca, y hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, será traído a Aarón el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.

Se esparce en todo el cuerpo

El pecado contamina todo el cuerpo, así como la lepra se esparcía  y contaminaba todo el cuerpo.

El pecado siempre comienza con un pensamiento, luego con un deseo, hasta llegar a un acto con desenlaces terribles que solo destruyen.

Levíticos 13:7 Pero si se extendiere la erupción en la piel después que él se mostró al sacerdote para ser limpio, deberá mostrarse otra vez al sacerdote.
13:8 Y si reconociéndolo el sacerdote ve que la erupción se ha extendido en la piel, lo declarará inmundo: es lepra.

Contamina

En el pueblo de Israel al leproso no se le permitía participar en servicios religiosos, se le obligaba a marcarse como leproso y a gritar; inmundo, inmundo,  para advertir a los que le rodeaban. El que tocara un leproso quedaba contaminado. Así es el pecado ensucia la mente, el corazón, el cuerpo y todo lo que toca. Un pecador puede contaminar su hogar, su trabajo.

Levitivico 13:44 leproso es, es inmundo, y el sacerdote lo declarará luego inmundo; en su cabeza tiene la llaga.
13:45 Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo!


Aísla

El leproso tenía que vivir fuera del campamento, con los demás leprosos, o solo, era una vida triste. El pecado nos aísla nos separa de nuestra familia,  amigos, iglesia y finalmente de Dios

13:46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada.

Nos lleva a pasar por el fuego

Todo lo que se hallaba contaminado con la lepra tenía que pasar por el fuego.

Al pecador que no se arrepiente solo le espera el fuego, la tristeza y el dolor.

No podemos ocultar la lepra del pecado, siempre se manifestara y será vista.

Mar 9:43  (43-44) »Si lo que haces con tu mano te hace desobedecer a Dios, mejor córtatela. Es mejor quedarse para siempre sin una mano, que tener las dos manos y ser echado al infierno, donde el fuego nunca se apaga.

 

Mar 9:45  (45-46) »Si lo que haces con tu pie te hace desobedecer a Dios, mejor córtatelo. Es mejor quedarse para siempre sin un pie, que tener los dos pies y ser echado al infierno.

 

Mar 9:47  »Si lo que ves con tu ojo te hace desobedecer a Dios, mejor sácatelo. Es mejor que entres al reino de Dios con un solo ojo, que tener los dos ojos y ser echado al infierno,

Mar 9:48  donde hay gusanos que nunca mueren, y donde el fuego nunca se apaga.


COMO SER LIMPIADOS DE LA LEPRA DEL PECADO

El leproso acude al sacerdote

Al leproso se le impedía entrar en el campamento, el sacerdote tenía que ir donde estaba el leproso, así como vino y murió por nosotros para limpiarnos, él nos buscó para darnos salvación.

Levíticos 14:2 Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare: Será traído al sacerdote,
14:3 y éste saldrá fuera del campamento y lo examinará; y si ve que está sana la plaga de la lepra del leproso,

Hebreos 13:12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
13:13 Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio;

 

El sacerdote ofrece sacrificios

Lev 14:4  mandará traer para el que se purifica dos pajarillos vivos, que sean puros, y madera de cedro, tela roja e hisopo.[b]

Lev 14:5  Ordenará que se mate uno de los pajarillos sobre una olla de barro que contenga agua de manantial,

Lev 14:6  y tomará el pajarillo vivo, la madera de cedro, la tela roja y el hisopo, y mojará estas cosas y el pajarillo vivo con la sangre del pajarillo muerto sobre el agua de manantial.

Lev 14:7  Luego rociará siete veces con la sangre al que va a ser purificado de la lepra, y lo declarará puro. Al pajarillo vivo lo dejará en libertad.

Lev 14:8  “El que se purifica debe lavar su ropa, y lavarse a sí mismo y afeitarse del todo, para quedar purificado. Después podrá entrar en el campamento, aunque durante siete días se quedará viviendo al aire libre.


Esta ceremonia es la representación del sacrificio que hizo Cristo en la cruz para limpiarnos

El dejo el cielo, para tomar un cuerpo de barro morir por nosotros y con su sangre limpiarnos de todo pecado para que pudiéramos vivir en libertad.

El leproso se lava y espera

Levíticos 14:8 Y el que se purifica lavará sus vestidos, y raerá todo su pelo, y se lavará con agua, y será limpio; y después entrará en el campamento, y morará fuera de su tienda siete días.
14:9 Y el séptimo día raerá todo el pelo de su cabeza, su barba y las cejas de sus ojos y todo su pelo, y lavará sus vestidos, y lavará su cuerpo en agua, y será limpio.

Después que el sacerdote ya lo había declarado limpio el leproso tenia que lavarse

Después que Cristo nos ha limpiado con su sangre debemos preocuparnos por mantener nuestra vida libre de toda contaminación de pecado.

El leproso debía esperar ocho días, porque ocho es el  símbolo de la resurrección y un nuevo comienzo.


El leproso ofrece sacrificio

14:10 El día octavo tomará dos corderos sin defecto, y una cordera de un año sin tacha, y tres décimas de efa de flor de harina para ofrenda amasada con aceite, y un log de aceite.
14:11 Y el sacerdote que le purifica presentará delante de Jehová al que se ha de limpiar, con aquellas cosas, a la puerta del tabernáculo de reunión;
14:12 y tomará el sacerdote un cordero y lo ofrecerá por la culpa, con el log de aceite, y lo mecerá como ofrenda mecida delante de Jehová.
14:13 Y degollará el cordero en el lugar donde se degüella el sacrificio por el pecado y el holocausto, en el lugar del santuario; porque como la víctima por el pecado, así también la víctima por la culpa es del sacerdote; es cosa muy sagrada.

De nuevo en el campamento ofrece una ofrenda una por la transgresión, por el pecado y un holocausto.

La ofrenda por el pecado resolvía su contaminación.

El holocausto representaba su renovada dedicación a Dios

La ofrenda por la transgresión se ofrecía  debido a que estuvo inmundo y no pudo servir a Dios como debía entonces tenía una deuda.

El sacerdote aplicaba la sangre y el aceite

14:14 Y el sacerdote tomará de la sangre de la víctima por la culpa, y la pondrá el sacerdote sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho.
14:15 Asimismo el sacerdote tomará del log de aceite, y lo echará sobre la palma de su mano izquierda,
14:16 y mojará su dedo derecho en el aceite que tiene en su mano izquierda, y esparcirá del aceite con su dedo siete veces delante de Jehová.
14:17 Y de lo que quedare del aceite que tiene en su mano, pondrá el sacerdote sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, encima de la sangre del sacrificio por la culpa.
14:18 Y lo que quedare del aceite que tiene en su mano, lo pondrá sobre la cabeza del que se purifica; y hará el sacerdote expiación por él delante de Jehová.
14:19 Ofrecerá luego el sacerdote el sacrificio por el pecado, y hará expiación por el que se ha de purificar de su inmundicia; y después degollará el holocausto,
14:20 y hará subir el sacerdote el holocausto y la ofrenda sobre el altar. Así hará el sacerdote expiación por él, y será limpio.

El sacerdote tomaba la sangre y la aplicaba en la oreja, los pulgares de la mano y del pie derecho simbolizando que su cuerpo había sido comprado y que ahora le pertenecía a Dios.

El sacerdote ponía aceite sobre la sangre símbolo del poder del espíritu de Dios. La sangre no podía ponerse en el aceite; el aceite  debía ponerse en la sangre, porque donde se ha aplicado la sangre el Espíritu puede obrar, el resto del aceite se derramaba sobre la cabeza del hombre, así era ungido para una nueva vida.

Hoy en día esto se logra mediante la fe en el señor Jesucristo. El salió fuera del campamento para hallarnos, murió y resucito para salvarnos. Cuando confiamos en Jesús el aplica la sangre y el aceite símbolo de Espíritu Santo en nuestras vidas y nos restaura a una vida en comunión con Dios.

Heb 13:10  Nosotros tenemos un altar[k] distinto, del cual no tienen derecho a comer los sacerdotes del antiguo santuario.

Heb 13:11  El sumo sacerdote lleva la sangre de los animales al santuario, como ofrenda para quitar el pecado, pero los cuerpos de esos animales se queman fuera del campamento.

Heb 13:12  Así también, Jesús sufrió la muerte fuera de la ciudad, para consagrar al pueblo por medio de su propia sangre.[l]

Heb 13:13  Vayamos, pues, con Jesús, fuera del campamento,[m] y suframos la misma deshonra que él sufrió.[n]

 

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