lunes, 30 de junio de 2025

SOMOS HIJOS DE DIOS

 

SOMOS HIJOS DE DIOS



Todo aquel que recibe  al señor en su corazón y que cree en él  se constituye en su hijo. 

Juan 1:12,13.  Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

¿CÓMO CONVERTIRNOS EN HIJOS DE DIOS?

O Debemos recibir a Jesús mediante la fe en él.

Creer en el nombre de Jesús significa tener fe en él y en lo que representa. Esto incluye creer que Jesús es el Hijo de Dios, que murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día para darnos vida eterna. Creer en su nombre es aceptar su sacrificio como sustituto por nuestros propios pecados.

O Por la gracia que Dios nos da de arrepentirnos y tener fe en el Salvador y Señor, nacemos de nuevo a una vida nueva como hijos de Dios.

O Son hijos de Dios solo aquellos que reciben a Jesús, no los que apenas saben de Él, sino los que confían en Él para salvación, se someten a Él como su Señor, y lo aman como su mayor tesoro.

La Biblia establece claramente, que toda la gente es creación de Dios (Colosenses 1:16) y que Dios ama al mundo entero (Juan 3:16), pero que sólo aquellos que han nacido de nuevo son hijos de Dios (Juan 1:12Juan 11:52Romanos 8:161 Juan 3:1-10).

En la Escritura, los que se pierden nunca son mencionados como hijos de Dios. Efesios 2:3 nos dice que antes que fuéramos salvos, “éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. Romanos 9:8 dice que “…no los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino los que son hijos según la promesa son contados como descendientes”. En vez de haber nacido como hijos de Dios, nacimos en pecado, el cual nos separa de Dios y nos sitúa al lado de Satanás como enemigos de Dios (Santiago 4:41 Juan 3:8). Jesús les dijo: " Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió" (Juan 8:42). Un verso después, en Juan 8:44, Jesús dijo a los fariseos; “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer…”. El hecho de que aquellos que no son salvos no son hijos de Dios, también puede verse en 1 Juan 3:10, “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo; todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”.

Nos convertimos en hijos de Dios cuando somos salvos porque somos adoptados dentro de la familia de Dios a través de nuestra relación con Jesucristo (Gálatas 4:5-6Efesios 1:5). Esto puede verse claramente en versículos como Romanos 8:14-17. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados”. Aquellos que son salvos son “…hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26) porque Dios nos ha “…predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad” (Efesios 1:5).

O No podemos lograr nuestro nacimiento dentro de la familia de Dios, por medio de buenas obras o invocando la fe surgida de nosotros.

Como lo dicen los versos antes mencionados, Dios es el único que “tiene el derecho” de acuerdo a su misericordiosa voluntad. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios.” (1 Juan 3:1, 2). Por eso, el hijo de Dios no tiene nada de que enorgullecerse, sino solo gloriarse en el Señor (Efesios 2:8-9).

Muchos pasajes en la Biblia enseñan que la salvación es sólo por la fe, no por la fe más las obras. Efesios 2:8-9, por ejemplo, está claramente redactado y es inequívoco: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe". La palabra gracia es de vital importancia, ya que se refiere a las bendiciones de Dios sobre los que no las merecen. La sola idea de la gracia niega todo intento de ganarse la salvación. Pablo presenta ese argumento cuando enseña sobre la elección de Dios del remanente de Israel: "y como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues, en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e inmerecida" (Romanos 11:6 NTV).

Otros pasajes que enseñan claramente la salvación sólo por la fe son Hechos 16:31Romanos 3:284:55:1Gálatas 2:163:24Efesios 1:13; y Filipenses 3:9.

Hay algunos pasajes bíblicos que, a primera vista, parecen enseñar la salvación por la fe más las obras. Uno de ellos es Santiago 2:24, que parece decir que la justificación es por la fe más las obras: "Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe". Este aparente problema se resuelve examinando toda la argumentación de Santiago en su epístola. Santiago está refutando la idea de que una persona pueda tener fe salvadora sin producir ninguna obra buena (ver Santiago 2:17-18). Según Santiago, la fe genuina en Cristo producirá un cambio de vida y producirá buenas obras (Santiago 2:20-26).
20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 

Santiago no está diciendo que la justificación es por la fe más las obras, sino que una persona que está verdaderamente justificada por la fe tendrá buenas obras en su vida. Las obras son una demostración externa de la fe genuina en Cristo (Santiago 2:14172026), y es esa demostración externa la que "justifica" al creyente a los ojos de los demás.

Pablo dice que los que tienen verdadera fe en Jesucristo estarán "celosos de buenas obras" (Tito 2:14). Volviendo a Efesios 2, inmediatamente después de enseñar que nos salvamos por la fe, no por las obras (Efesios 2:8-9), Pablo dice que fuimos creados "para buenas obras" (Efesios 2:10). La salvación viene por la gracia de Dios a través de la fe, y esa fe se manifiesta en buenas obras. Las obras acompañan a la fe y son una prueba de ella.

Si vamos a decir que somos salvos por las obras, debemos especificar de quién son las obras. No nos salvamos por nuestras propias obras, por muy meritorias que nos parezcan. Nos salva únicamente la obra de Cristo a favor nuestro. Su muerte y Su resurrección son las obras que nos salvan. Recibimos a nuestro Salvador por la fe (Juan 1:12).                          

Un hijo crece para parecerse a sus padres. De manera similar, Dios quiere que Sus hijos se vuelvan más y más como su hijo Jesucristo. Aunque solo en el cielo podremos ser perfectos, un hijo de Dios no pecará habitualmente y seguirá sin arrepentirse.

“Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como Él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

 

1Jn 3:10  En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del Diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

PARA SER  VERDADEROS HIJOS DE DIOS DEBEMOS.

O Andar como Cristo anduvo

O Guardar su palabra

O Vivir como hijos de luz y desechando el pecado. 1 de Juan 3:9.10.

"Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios".

Los cristianos son adoptados en la familia de Dios.

Romanos 8:16, "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios".

Gálatas 4:4-5, "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos".

                                              

La recompensa de ser hechos hijos de Dios es inmensurable. Como hijos de Dios, formamos parte de Su familia (la iglesia), tenemos prometido un hogar en el cielo, y nos es dado el derecho de aproximarnos a Dios en oración como nuestro Padre (Efesios 2:19; 1 Pedro 1:3-6; Romanos 8:15).

ESTAMOS AQUÍ PARA REPRESENTAR A CRISTO.

Como hijos de Dios, debemos representar al Señor Jesucristo aquí en la tierra donde Él es rechazado.

Nuestra responsabilidad principal es mostrar en la tierra las hermosuras del Cristo celestial.  

1 Pedro 2:9. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

¡Piense en el honor y la dignidad de ser hijo de Dios! Si nos diéramos cuenta de quiénes somos, nunca querríamos hacer algo malo o que no sea digno de Dios. Filipenses .2: 14,15.

Flp 2:14  Haced todo sin murmuración y contiendas,

En todo lo que hacemos tenemos la oportunidad de glorificar a Dios. 

1 Corintios 10:31.  Si pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.


domingo, 1 de junio de 2025

¿QUÉ ES EL ARREPENTIMIENTO?

 
                                   ¿QUÉ ES EL ARREPENTIMIENTO?
                                                            


ARREPENTIRSE” significa “cambiar tu mente” La Biblia también nos dice que el verdadero arrepentimiento tendrá como resultado un cambio de conducta (Lucas 3:8-14; Hechos 3:19).

El arrepentimiento consiste en reconocer nuestro pecado y comprometernos a cambiar de dirección. El dolor, la culpa y el remordimiento acompañan al arrepentimiento, pero no son evidencia del mismo, a no ser que exista un cambio de comportamiento. 
           
 Lucas 3:7-14. Muestren con su conducta que realmente han dejado de pecar.             No piensen que van a salvarse sólo por ser descendientes de Abraham. Si               Dios así lo quiere, hasta estas piedras las puede convertir en familiares de               Abraham. 9.Cuando un árbol no produce buenos frutos, su dueño lo corta 
     de raíz y lo quema. ¡Y Dios ya está listo para destruir a los que no hacen lo              bueno!
 

  Hechos 26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y  se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. 


La total definición bíblica del arrepentimiento, es cambiar de mentalidad, cambio de acciones y actitudes. 


EL ARREPENTIMIENTO ES LA TRISTEZA SEGÚN DIOS

 
(2 Corintios 7:­ 10) Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. 

Esto concierne las emociones del hombre. El publicano se golpeaba el pecho, lo que indica tristeza (Lucas 18:13). El hombre tiene que sentir algo de la tristeza del corazón aunque haya poca evidencia de ella exteriormente. El corazón no solo está destrozado por el pecado, sino también apartado del pecado.
El pecador debe sentir arrepentimiento no remordimiento. Judas sintió dolor por lo que había hecho pero no tuvo un cambio, sino que fue y se ahorco. Mateo 27.3, 4,5.


EL ARREPENTIMIENTO ES UNA DECISIÓN    

 
Lucas 15:17-18  Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.  
Esto concierne a la voluntad del hombre. Es una decisión de volver atrás. Es una decisión de volverse del pecado a Jesucristo. El hijo pródigo no solo estaba triste, sino también se levantó y se fue a su padre.
EL VERDADERO AREPENTIMIENTO IMPLICA:
 Reconocer que eres un pecador. Lucas 15:19
 Confesar el pecado. Lucas 15:21
 Cambio de mentalidad. Lucas 15: 17
 Cambio de dirección en su vida. Lucas 15:18

 
¿Cuál es entonces la conexión entre el arrepentimiento y la salvación? El Libro de Los Hechos parece enfocarse especialmente en el arrepentimiento con respecto a la salvación. Hechos 2:38; 3:19; 11:18; 17:30; 20:21. 

Hechos 26:20  sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo frutos dignos de arrepentimiento.

El arrepentimiento, relacionado con la salvación, es cambiar tu parecer respecto a Jesucristo. En el sermón de Pedro en el día de Pentecostés él concluye con un llamado a la gente a arrepentirse (Hechos 2:38). ¿Arrepentirse de qué? Pedro está llamando a la gente que rechazaba a Jesús (Hechos 2:36), para que cambiaran su idea acerca de ÉL, que reconocieran que Él es verdaderamente “Señor y Cristo” (Hechos 2:36). Pedro está exhortando a la gente a cambiar su mentalidad del rechazo a Cristo como el Mesías, a la fe en Él como Mesías y Salvador.
Hch 2:38  Pedro les dijo: arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 

El arrepentimiento y la fe pueden ser entendidos como “dos lados de la misma moneda.” Es imposible poner tu fe en Jesucristo como el Salvador, sin primeramente cambiar tu mentalidad acerca de quién es Él, y lo que Él ha hecho. Ya sea arrepentirse de un rechazo obstinado, o arrepentirse de ignorancia y desinterés – es un cambio de mentalidad. El arrepentimiento bíblico, en relación con la salvación, es cambiar tu mentalidad del rechazo a Cristo, a la fe en Cristo.
 

Es crucialmente importante que entendamos que el arrepentimiento no es una obra que hagamos para ganar la salvación. Nadie puede arrepentirse y venir a Dios, a menos que Dios atraiga a esa persona hacia ÉL (Juan 6:44). Hechos 5:31 y 11:17 indica que el arrepentimiento es algo que da Dios – solo es posible por Su gracia. Nadie puede arrepentirse a menos que Dios le conceda el arrepentimiento. Toda la salvación, incluyendo el arrepentimiento y la fe, es el resultado de Dios acercándonos, abriendo nuestros ojos, y cambiando nuestros corazones.

El arrepentimiento comienza cuando el Espíritu Santo nos muestra lo que hemos hecho mal. En ese instante sentimos dolor al reconocer nuestro pecado contra Dios y nos sentimos culpables. Pero ese no es el final. Un arrepentimiento genuino implica un cambio de mente, corazón, dirección y conducta. En vez de tolerar el pecado, ahora lo aborrecemos y vivimos en obediencia al Todopoderoso.

La paciencia de Dios nos conduce al arrepentimiento 2 Pedro 3:9,
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
 
Su bondad bondad nos conduce al arrepentimiento.
 Romanos 2:4. ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?

Mientras que el arrepentimiento no es una obra que gana la salvación, el arrepentimiento para salvación da como resultado las obras. Es imposible verdadera y totalmente cambiar tu mentalidad sin que esto cause un cambio en tus actos. En la Biblia, el arrepentimiento resulta en un cambio de conducta. Esto es por lo que Juan el Bautista exhortaba a la gente a “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.” (Mateo 3:8). Una persona que verdaderamente se ha arrepentido de rechazar a Cristo y a la fe en Cristo lo hará evidente por un cambio en su vida.
                
2 Corintios 5:17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las          cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Gálatas 5:19-23; Santiago 2:14-26).
Stg 2:14  Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene                  fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
 
El arrepentimiento, propiamente definido, es necesario para la salvación. El arrepentimiento bíblico es cambiar tu parecer acerca de Jesucristo y volverte a Dios en fe para salvación (Hechos 3:19). Volverse del pecado no es la definición del arrepentimiento, pero es uno de los resultados de la fe genuina basada en el arrepentimiento respecto al Señor Jesucristo.

Hechos 3:19. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros    pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, 

El arrepentimiento trae un cambio inmediato cuando somos salvos, pero también consiste en un proceso continuo después de ese suceso. Somos cambiados de manera radical al ser salvos, pero el proceso de purificación en nuestra vida no siempre es rápido. Cada vez que Dios nos muestre un área que debe ser cambiada, debemos alejarnos de ese pecado por el poder de su Espíritu que mora en nosotros. Como el Señor nunca cesa de purificarnos, no debemos dejar de confesar y arrepentirnos.