HUYENDO A LA CUEVA
1 de
Samuel 22:1 Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando
sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él.
22:2 Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado,
y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos;
y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
David
estaba pasando por una prueba de abatimiento, no tenía seguridad, no tenía que
comer, lo perseguían para matarlo, no tenía ninguna esperanza, estaba solo en una cueva oscura, solo tenía
la soberana presencia de Dios que observaba su vida.
142:1 Con mi voz clamaré a Jehová;
Con mi voz pediré a Jehová
misericordia.
142:2 Delante de él expondré mi queja;
Delante de él manifestaré mi angustia.
142:3 Cuando mi espíritu se angustiaba
dentro de mí, tú conociste mi senda.
En el camino en que andaba, me escondieron
lazo.
142:4 Mira a mi diestra y observa,
pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay quien cuide
de mi vida.
142:5 Clamé a ti, oh Jehová;
Dije: Tú eres mi esperanza,
Y mi porción en la tierra de los
vivientes.
142:6 Escucha mi clamor, porque estoy
muy afligido.
Líbrame de los que me persiguen,
porque son más fuertes que yo.
142:7 Saca mi alma de la cárcel, para
que alabe tu nombre;
Me rodearán los justos,
Porque tú me serás propicio.
David se sentía tan solo en
esa cueva, tan angustiado que lo único que podía decir era señor sálvame.
La cueva de Adulam significa
lugar de refugio, solo en ese lugar pudo encontrar seguridad porque la
presencia de Dios estaba allí.
Dios había permitido que David estuviera en esa cueva, Dios quería
moldear su vida, llevándolo a un estado de desesperación y angustia para
enseñarle a depender de él y mostrarle su poder.
Dios solo quería empezar a
transformar su vida y darle un nuevo rumbo.
Cuando es Dios quien permite
que vayamos a la cueva, donde nos
sentimos tal vez sin ninguna esperanza, donde no vemos la salida por ninguna parte; es
porque nos quiere llevar a una vida diferente, ya no volveremos a ser los
mismos, nuestra vida será transformada espiritual y materialmente.
Cuando vamos a la cueva
pensamos que es el fin, que no hay
salida; pero es el lugar apropiado para empezar un nuevo rumbo, es el lugar
donde solo la presencia de Dios es lo único que encontraremos; allí carecemos
de todo, nos hace falta compañía, carecemos de toda comodidad; por eso lo único
que encontraremos y podremos sentir es la presencia de Dios.
David cuando estaba en la cueva estaba tan solo, lo único que podía hacer era clamar a Dios por ayuda, y Dios le envió a sus familiares aquellos que un día lo criticaron, a todos los oprimidos, los endeudados y los amargados de espíritu
Estas personas no eran la
compañía que David deseaba pero fue lo que Dios permitió que estuvieran a su lado; Dios quería enseñarle a David a
gobernar un pueblo afligido y necesitado; personas que huían de
situaciones difíciles, muy parecidas a las que él estaba pasando.
1
de Samuel 22:1 Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando
sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él.
22:2 Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado,
y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos;
y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
TRES GRUPOS DE PERSONAS QUE VAN A LA CUEVA
-TODOS LOS OPRIMIDOS.
Son
aquella personas que están afligidas, oprimidas
por las aflicciones y dificultades, que vive en estrés debido a los problemas y circunstancias difíciles.
-LOS ENDEUDADOS
Son
aquellas personas que no pueden pagar lo que deben, las deudas nos llevan a la
desesperación, por eso muchas veces tenemos que huir y escondernos en una
cueva.
-LOS AMARGADOS DE ESPIRITU
Son
aquellas personas que su alma esta amargada, aquellos que han sido maltratados,
humillados, ellos también corren a esconderse en una cueva.
Dios
tenía un plan con David su ungido, lo hizo jefe de estas personas y empezó a
dirigir sus vidas, para luego conformar un ejército que más tarde sería el que
pelearía las batallas y defendería no solo a David sino también al pueblo de
Dios.
Por
eso no te preocupes si Dios permite que tengas que huir a una cueva, te aseguro
que Dios mismo te sacara, para que sean un líder.
Si
pasamos por momentos difíciles lo único que nos queda es poner nuestra
confianza en Dios, así como lo hizo David, si queremos llegar a ser reyes, Dios
permitirá que pasemos por momentos donde será probada nuestra fe.
Salmo 57 ¡Ten compasión
de mí,
Dios mío!
¡Ten compasión de mí,
porque en ti busco
protección!
¡Quiero que me protejas
bajo la sombra de tus
alas
hasta que pase el
peligro!
Sal 57:2 (3) Dios
altísimo,
te llamo porque siempre
me ayudas.
Sal 57:3 (4)
Tiéndeme la mano desde el cielo,
porque tu amor es
constante.
Tiéndeme la mano, Dios
mío,
y sálvame de mis
enemigos.
Sal 57:4 (5)
Estoy por el suelo,
rodeado de leones;
rodeado de hombres
que parecen bestias.
En vez de dientes,
tienen lanzas y
flechas;
en vez de lengua,
tienen una espada
afilada.
Sal 57:5 (6) Pero
tú, mi Dios,
estás por encima del
cielo;
¡eres tan grande
que cubres toda la
tierra!
Sal 57:6 (7) Esa
gente me tendió una trampa
para hacerme caer en
ella.
¡Eso me puso muy
triste!
Querían que me cayera
en ese hoyo,
pero ellos fueron los
que cayeron.
Sal 57:7 (8) Dios
mío,
mi corazón está
dispuesto
a cantarte himnos.
Sal 57:8 (9) ¡Voy
a despertarme!
¡Despertaré al arpa y a
la lira!
¡Despertaré al nuevo
día!
Sal 57:9 (10)
Dios mío,
yo te alabaré entre los
pueblos,
te cantaré himnos entre
las naciones.
Sal 57:10 (11) Tan
grande y constante es tu amor
que llega hasta los
cielos.
Sal 57:11 (12) Tú,
mi Dios,
sobrepasas los cielos;
¡eres tan grande
que cubres toda la
tierra!
Estos hombres vinieron a David en aflicción, con deudas, insatisfechos, pero no permanecieron así. David los convirtió en hombres valientes, guerreros con un propósito eterno
David era el ungido de Dios para ser el próximo rey de Israel, y se convirtió en el más grande rey terrenal de Israel. Pero así como Dios llamó a David, Dios llamó a estos cuatrocientos hombres a estar junto a David.
En nuestra vida muchas veces Dios permitirá que estemos en una cueva de aflicción porque quiere enseñarnos a ser guerreros a no tenerle miedo a nada, a enfrentar la vida llenos de confianza en Dios.
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