domingo, 3 de agosto de 2025

EL HOMBRE: ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO

 

EL HOMBRE: ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO





HOMBRE

Si queremos saber la verdad acerca del hombre, debemos acudir a la Biblia. "La verdad es lo que Dios dice acerca de algo." La Biblia nos habla sobre la creación del hombre, su naturaleza y relación con otros seres. El hombre es el foco central de la creación. Toda la tierra está sujeta a él
Génesis 1:26. De todos modos, para realmente conocer al hombre debemos obtener la perspectiva de Dios, no las ideas de los hombres.

I. ORIGEN DEL HOMBRE

Es muy natural que el hombre sea curioso acerca de su origen. Siempre lo ha sido. Varias teorías han sido propuestas en diferentes tiempos por filósofos. La más moderna es la teoría de la evolución, la cual afirma que los ancestros humanos son los animales. No hay evidencias que el hombre primitivo haya sido diferente al hombre moderno. El hecho de que la sangre humana es “una” a través del mundo prueba que no es un proceso de evolución, Hechos 17:26. La sangre de los animales no sustenta la vida humana. No podemos mezclar nuestra sangre con la sangre de los animales. Desde los peces a las aves, desde los animales al hombre, Dios creó cada uno según su género Génesis 1:24-25.

 Hechos 17:26.  Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 


El hombre es distintivamente diferente en que fue creado a la imagen de Dios. “Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”
Génesis 1:26-27.  

Dios creó el primer hombre del polvo de la tierra
Génesis 2:7. De todos modos, a través de la historia Dios creó seres humanos de diferentes maneras:

 (A) Por concepción entre hombre y mujer.

 (B) sin la participación de una mujer, como Eva.

(C) Sin hombre ni mujer, como Adán.

 (D) Sin la participación de un hombre, por una mujer, como Cristo. Esto es otra evidencia del poder de Dios sobre la vida.

Dios dice acerca de su criatura el hombre, "para gloria mía los he creado, los formé y los hice"
Isaías 43:7. Entonces la pregunta es "¿Cuál es la meta final del hombre?" Apropiadamente respondemos, "la meta final de todo hombre es glorificar a Dios."

II. LA NATURALEZA DEL HOMBRE

Todo el que ha visto a una persona muriendo entiende vívidamente que el hombre tiene un cuerpo físico y también un alma o espíritu. En un momento la persona está viva;  enseguida se ha ido, aunque su cuerpo está todavía allí. A pesar que el espíritu ha partido, un cuerpo muerto permanece.

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La Biblia nos enseña que el hombre es un ser tripartito:
cuerpo, alma y espíritu  1Tesalonicenses 5:23. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Mientras es difícil para nosotros distinguir entre alma y espíritu, puesto que ambos están en contraste con el cuerpo físico, la Biblia nos enseña que hay una diferencia. Una planta es un cuerpo sin alma ni espíritu. Un animal tiene cuerpo y alma pero no espíritu. El hombre es cuerpo, alma y espíritu. El alma distingue un ser viviente de uno muerto, pero el espíritu distingue al hombre de los animales. El espíritu del hombre hace posible para él tener comunión con Dios.

El hombre es el único ser creado que ora. La oración es una práctica universal. Desde los pueblos más paganos hasta la gente más iluminada, a través de todos los tiempos, la gente ora. ¿Por qué? ¿Has visto alguna vez a un mono que da gracias a Dios por sus bananas? También, el hombre es el único ser creado con una conciencia. ¿Has visto alguna vez un mono que sienta culpa por robarle a otros monos sus cocos o por cometer adulterio? Los escritos históricos están llenos con testimonios de seres humanos que fueron quebrantados con convicción de que habían hecho mal
Romanos 1:18-32. Los animales hacen sus decisiones por sus instintos. Sólo el hombre hace sus decisiones por razonamientos.

Cuando hombres caídos llegan a ser cristianos, reciben la morada del Espíritu Santo. Recibimos la vieja naturaleza por la caída de Satanás, quien la introdujo al género humano a través de la caída de Adán. Si vamos al Señor en fe, le recibimos como nuestro Salvador personal, Él literalmente, en la persona del Espíritu Santo, hace residencia en nuestras vidas. En ese momento recibimos una nueva naturaleza, la cual es “Cristo en nosotros, la esperanza de gloria” 

Colosenses 1:27. a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,

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El alma es el asiento de las emociones y pasiones. El término espíritu incluye nuestra habilidad de saber y razonar. El hombre es responsable ante Dios y su deber más grande es hallar lo que Dios quiere que él haga, y entonces hacerlo. Estas dos naturalezas, la carnal y la espiritual, están en una lucha interna por toda la vida del cristiano.

III. LA LIBRE VOLUNTAD DEL HOMBRE

Hay otros seres en el universo que Dios ha creado, éstos son ángeles o también llamados espíritus. Ellos no tienen cuerpos humanos ni almas y son más poderosos que los seres humanos. También ellos han sido creados para servir a Dios, pero así como el hombre, tienen una libre voluntad. Algunos de ellos cayeron en el pecado de desobediencia, Satanás y sus demonios. 
Isaías 14:12-15.

Isa 14:13  Tú que decías en tu corazón, Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantare mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;

Él eligió crear seres que podían, si lo desearan, servirle voluntariamente y amarlo libremente. No podemos comprender por qué Él deseó hacerlo de este modo, pero la evidencia claramente abunda a través de la historia mostrando que el hombre elige sus decisiones y Dios elige las consecuencias.

IV. EL PECADO DEL HOMBRE

Cuando Dios creó seres libres, capaces de hacer su voluntad o rehusarla, Él sabía que algunos elegirían el camino equivocado. El gran ángel llamado Lucifer, ahora conocido como Satanás, decidió ejercer su voluntad en contra de la de Dios. El primer pecado no fue cometido en la tierra sino en el cielo, por eso Lucifer fue inmediatamente expulsado de allí. Muchos otros ángeles se unieron a Satanás y también fueron echados con él. Desde entonces, Satanás ha estorbado los planes de Dios en toda forma posible. Cuando el hombre fue creado con una voluntad libre, Satanás inmediatamente planeó tentarlo en su obediencia. Dios había advertido al hombre, pero Satanás tuvo éxito en hacerlo caer en pecado a él también. La muy conocida historia se encuentra en Génesis 3.

Ahora bien, Dios, como Gobernador moral del universo, no puede tolerar en su presencia a ningún ser que deliberadamente desobedece sus mandamientos. Por eso es que Satanás fue echado del cielo cuando desafió la voluntad de Dios. Él mismo trato fue necesario para con el hombre, y de ese modo Adán fue echado de la presencia física de Dios
Génesis 3:23-24.

Gén 3:24  Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

El pecado ha entrado a la raza humana por Adán y por él ha pasado a cada ser humano. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” Romanos 5:12. Todos nacimos con una tendencia a pecar. Nuestra naturaleza pecaminosa responde a la tentación por lo cual pecamos contra un Dios santo.

 Romanos 5:12. Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

V. EL FUTURO DEL HOMBRE

Así como la Biblia nos habla del origen humano, que proviene de la mano del Creador; la vergonzosa caída del hombre y su consecuente separación de Dios; del mismo modo fielmente nos advierte que cada hombre, mujer y niño algún día estará delante de Dios como Juez. “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” 

Romanos 14:12.De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.

El hecho de la muerte es tan común que cada uno entiende el inevitable fin de cada hombre. Pero la Biblia agrega: "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” Hebreos 9:27. Dios ha creado al hombre y le ha revelado su voluntad a través de Su palabra. Dios considerará a cada persona absolutamente responsable por cada cosa que haya hecho. Esta vida es primariamente una preparación para la próxima. El hombre no muere como un animal lo hace. El espíritu del hombre debe volver a Dios, su Creador y Juez.

EL HOMBRE UN SER TRIPARTITO

La palabra de Dios no divide al hombre en dos partes, sino en tres, espíritu, alma y cuerpo (1ª Tesalonicenses 5:23).  Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Reconocer esta diferencia tiene gran importancia para la vida espiritual de un creyente, específicamente en lo que respecta a su madurez y a su servicio. El confundir lo espiritual con lo anímico (del alma) puede provocar que las cosas espirituales, que son las que tienen valor en la obra de Dios, jamás sean tocadas. Es preciso conocer y experimentar la división del alma y el espíritu para poder servir a Dios en el Espíritu y ser así de utilidad para Dios (Hebreos 4:12)

Heb 4:12  Porque la ­palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

En efecto, el ser humano tiene tres partes (lo mismo que el templo de Dios): el cuerpo, con que somos conscientes del mundo (el atrio); el alma, con que somos conscientes de nosotros mismos (el Lugar Santo); y el espíritu, con que somos conscientes de Dios (el Lugar Santísimo).

EL ESPÍRITU

El espíritu del hombre es el lugar en que establecemos toda comunicación con Dios. (Rom. 8:16; 1 Cor. 14:14). El espíritu (de quien ha sido regenerado) tiene tres funciones principales:

·      Conciencia, que discierne lo bueno y lo malo (1ª Cor. 5:3; 2ª Cor. 2:13),

·      Intuición, con la que se sabe y se sienten los movimientos del Espíritu Santo (Mr. 2:8; Jn. 11:33),

·       La comunión, con que se adora a Dios (Jn. 4:23; Rom. 1:9). Estas tres funciones están profundamente ligadas y operan coordinadas.

Antes de la caída, el espíritu del hombre era la parte más noble de todo su ser, y tanto el alma como el cuerpo le estaban sujetos. Por el espíritu, Adán percibía a Dios, y tenía comunión con él. Pero con la caída, el espíritu murió, perdió el control y la comunión con Dios, y comenzó a vivir por el alma. El espíritu del hombre quedó bajo el poder y la opresión del alma, hasta quedar fusionado con ella.

Con el milagro de la regeneración, Dios comienza a recuperar su lugar en el hombre, pues viene a habitar en su espíritu, ahora revivido. (Jun. 1:13; Tito 3:5; Rom. 8:16; 1ª Cor. 6:17). El propósito de Dios es que el espíritu recupere el gobierno sobre el alma, y a través de ésta, sobre el cuerpo.

1Co 6:17  Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.

La vida del cristiano necesita ser gobernada por el Espíritu. De aquí surge una lucha entre el alma y el espíritu, y como en toda lucha, vencerá el que es más fuerte. Si es más fuerte el Espíritu, y tiene control sobre el alma y el cuerpo, será un cristiano espiritual; si, por el contrario, el alma (aliada con los apetitos del cuerpo) es quien tiene el control, será un cristiano carnal.

Para que el cristiano logre la victoria, será necesario separar del todo el alma del espíritu. Hebreos 4:12 dice que la Palabra de Dios produce esta necesaria división. Luego, por medio de la operación de la cruz, el alma mengua, y por la operación del poder del Espíritu de Dios, el espíritu se fortalece.

El alma

El alma, ubicada entre el espíritu y el cuerpo, es la sede de la personalidad del hombre (Dios lo creó un «alma viviente»). El alma es un reducto inalienable, el cual ni siquiera Dios puede violar. Allí en el alma el hombre tiene todo el poder de decisión.

Cuando Dios creó al hombre, quiso que su espíritu fuera como un amo, el alma como un mayordomo y el cuerpo como un criado. El amo encarga asuntos al mayordomo, quien a su vez ordena al criado que los lleve a cabo. Sin embargo, con la caída, el alma se erigió en amo, y el espíritu se adormeció. Se rompió la comunión con Dios.

El alma tiene que dejar de ser amo y volver a ser mayordomo, porque hay el peligro de que el espíritu quede oprimido (es el caso de los que son «niños en Cristo»). El alma también puede retroceder a ser esclava del cuerpo, en la inmundicia, lascivia, etc., o ser influenciada por el poder de las tinieblas, sea con la sabiduría terrenal, o con visiones y sensaciones sobrenaturales que la estimulan.

Funciones del alma

                                          

    a) Emociones. Este ámbito abarca los afectos, los deseos y sentimientos.

Afectos. Cuando el cristiano se consagra es relativamente fácil entregar su tiempo, dinero, poder, etc., pero el ofrecer sus afectos es muy difícil. Pero si no ofrece sus afectos no ha ofrecido nada. Dios exige amor absoluto de sus hijos, es decir, con todo el corazón, alma y mente. El amor hacia los suyos es el más grande rival del amor a Dios en el corazón del creyente. El Señor no sólo espera que el cristiano trabaje para él, sino, sobre todo, que le ame.

Deseos. Los deseos del alma se centran en el «yo», para su deleite y exaltación. Estos son quitados por la operación de la cruz. Y entonces ya no hay ansiedad por alcanzarlos; hay reposo. No hay frustración, porque ya nada se desea sino a Dios. Los deseos sólo provocan inquietud y afán, y nunca serán enteramente satisfechos. Cuando el cristiano está satisfecho con lo que Dios le da, tiene reposo. La vida espiritual es una vida satisfecha en Dios.

Los sentimientos son un camino con muchos altibajos. Cuando están en la cúspide, el creyente piensa que está en su estado óptimo, que es espiritual; y cuando, por el contrario, se siente frío y seco, piensa que es anímico y carnal. Esto no es así: en ambos casos, es un cristiano anímico y anda por sentimientos.

Un creyente emocional es inútil en las manos de Dios. Sólo apegando la voluntad a la de Él, se halla perfecto reposo.

b) La mente. La mente es el instrumento de nuestros pensamientos. Por medio de la mente el hombre conoce, piensa, imagina, recuerda y entiende.
La mente del hombre es una gran fortaleza; es motivo de orgullo y es la causa del progreso de la civilización; sin embargo, espiritualmente es un gran peligro, pues es un terreno especialmente susceptible para la acción de Satanás. El entendimiento es fácilmente cegado, y surgen argumentos y pensamientos contra el conocimiento de Dios. Mediante la mente, el hombre no puede conocer a Dios, antes bien, levanta fortalezas mentales que le han llevado a apartarse de Dios y aun a desafiar a Dios. Una mente reducida por Satanás es como una fortaleza que es necesario derribar. En el momento de la regeneración, la mente es traída a la obediencia a Cristo, pues «arrepentimiento» significa «cambio de mentalidad».

Sin embargo, aun en el creyente, la mente es el punto más vulnerable para la acción de Satanás. El nuevo creyente tiene un nuevo corazón, pero todavía arrastra una mente vieja. Muchas veces la mente se llena de pensamientos, imaginaciones, recuerdos, o ideas confusas de modo incontrolable. Su mente estuvo tan manipulada por Satanás en el pasado, que no puede dejar esos pensamientos a menos que su mente sea renovada.

Por eso, apenas convertido, el cristiano necesita de una profunda renovación de su mente. Ella debe ser ampliada y fortalecida. Dios quiere restaurar la mente para que pueda ser útil en las manos de Dios. El cristiano requiere de su mente para las cosas espirituales, pero una mente restituida al lugar que Dios le dio en el principio, es decir, sujeta al espíritu. La vida cristiana no es, como pudiera pensarse, una vida de puro corazón, sin entendimiento. Caer en ese extremo es fanatismo peligroso, pues puede llevar a cometer los más graves excesos y a sostener las más absurdas herejías.

El diablo puede poner pensamientos en la mente (como en Judas) o quitar pensamientos; de hecho, el diablo quita la palabra sembrada en el corazón para que las gentes no crean y se salven (Mt. 13:19). Con todo, él no tiene soberanía sobre ella, a menos que el cristiano, consciente o inconscientemente se lo permita, cediéndole terreno.

¿CÓMO SE LE CEDE TERRENO A SATANÁS EN LA MENTE?

·      Con una mente que acaricia el pecado.

·      Con una incorrecta comprensión de la verdad de Dios.

·      Buscando las predicciones (horóscopos). Si un creyente busca conocer el futuro, le vendrá aquello que cree, porque los demonios hallarán terreno para provocarlo.

·      Finalmente, manteniendo la mente vacía o pasiva. El diablo desea una mente así para poner sus pensamientos. Dios no quiere robots, quiere que el hombre coopere con él, en pleno uso de sus facultades. Si el cristiano no ocupa su mente, tampoco la ocupará Dios, aunque sí la puede ocupar Satanás.

¿CÓMO VENCER EN ESTA BATALLA? Le mente tiene que ser renovada, mediante el despojamiento del viejo hombre (Ef. 4:17-24). Una mente renovada es una eficaz colaboradora en la obra de Dios. Además de que sus facultades se despiertan y agilizan, está en condiciones de seguir al Espíritu Santo en su obra de revelación en su espíritu (Ef. 1:17-18).

Efe 1:17  para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de toda gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,

Efe 1:18  alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia  en los santos,

Luego que el espíritu del cristiano recibe luz de Dios, mediante la capacidad intuitiva, la mente es capaz de retener esa luz e interpretarla. Aquí la mente colabora con el espíritu, aunque siempre va detrás de éste.                                                                                                                

Una mente renovada es también una mente abierta, libre de prejuicios, que estará en condiciones de recibir la Palabra de Dios a través de otros cristianos, o mediante lecturas edificantes. Una mente renovada, en fin, es una mente controlada y purificada por el Espíritu y llena de la Palabra de Dios.

c) La voluntad. La voluntad es la capacidad que tiene el hombre para tomar decisiones. Es el verdadero «yo», que tiene la mayor influencia sobre la persona. Por tanto, la salvación plena tiene que alcanzar su voluntad.

Dios creó al hombre con una voluntad soberana, capaz de decidir por sí mismo. Ahora bien, cuando el hombre decidió por sí mismo, independientemente de Dios, cayó. La salvación se obtiene cuando la voluntad es puesta en obediencia a Dios. Ahora tiene una nueva dirección.

La voluntad del hombre tiene que unirse perfectamente a la voluntad de Dios para que la salvación sea completa. Para que esto sea posible, a causa de la obstinación del hombre, Dios usa muchos medios para reducirle a la obediencia. Uno de ellos es la disciplina. Lo que Dios quiere no es sólo que el cristiano haga Su voluntad, sino que ella sea su deleite. Que la voluntad Suya y la de él sean la misma. ¿Cómo es esto posible? Llevando el alma a la cruz para que pierda su fuerza y energía.

La obediencia del cristiano a Dios debe ser incondicional. No obstante, esto no implica que no tenga más su propia voluntad. Dios no quiere obediencia ciega, sino que Su voluntad sea hecha voluntariamente, en plena conciencia. Mediante su voluntad renovada, el creyente tiene que alcanzar el dominio propio, y controlar su espíritu, su alma y aun su cuerpo. Sólo así podrá andar siempre en el espíritu.

EL CUERPO

Para que la salvación de Dios sea completa debe alcanzar al cuerpo. Aunque la obra de Dios comienza en el espíritu, y sigue con el alma, también debe expresarse en el cuerpo.

La importancia del cuerpo es evidente por cuanto Dios fue manifestado en carne. El Verbo se hizo hombre, lo cual permitió la salvación del hombre y la derrota de Satanás (por eso los espíritus inmundos no pueden confesar esta verdad).

El cuerpo del Señor Jesús en la tierra fue el templo de Dios (Jn. 2:21); hoy el cuerpo del cristiano también lo es (1ª Cor. 6:19). ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

Uno de los mayores pecados (la fornicación) se asocia con el cuerpo, porque significa tomar un miembro de Cristo y hacerlo miembro de una ramera (1ª Cor. 6:15).

1Co 6:15  ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.

El cuerpo tiene necesidades, las cuales deben ser suplidas; no obstante, esto no significa gratificar el cuerpo. Si el cuerpo es complacido cada vez, se volverá un amo con más y más exigencias, y dejará de ser un siervo. El alma también se verá envuelta en sus apetitos y caerá en el hedonismo (búsqueda del placer).

La consagración del cristiano ha de comenzar por el cuerpo, el cual es presentado como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Luego, el entendimiento, el alma, es renovada, y la voluntad de Dios puede ser comprobada en el espíritu (Romanos 12).

 

Así como el espíritu fue vivificado al recibir la justificación, así el cuerpo es vivificado por su Espíritu (Rom. 8:10-11). En 1ª Corintios 6:13 dice «El cuerpo es para el Señor… y el Señor para el cuerpo». Esto primero significa que no es para la satisfacción y el deleite; es para el Señor. El cuerpo ha de servir como instrumento de justicia. (1ª Tes. 5:23).

1Ts 5:23  Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu , alma y cuerpo, sea guardado irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

 

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