jueves, 12 de noviembre de 2020

JESUCRISTO NUESTRO UNICO SANADOR Y SALVADOR

 

JESUCRISTO NUESTRO UNICO SANADOR Y SALVADOR



Números 21:4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.
21:5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
21:6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.
21:7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.
21:8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.
21:9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

El pueblo de Israel había derrotado a los cananeos quienes salieron para impedirles el paso y destruirlos, Israel hizo una promesa a Dios que si los ayudaba a vencer este pueblo junto con su rey, destruiría todas sus ciudades, Dios les concedió la petición y les dio una gran victoria.

Núm 21:1  Había en el desierto del sur un rey cananeo que vivía en la ciudad de Arad. Cuando este rey supo que los israelitas venían por el camino de Atarim, los atacó y se llevó presos a algunos de ellos.

 

Núm 21:2  Entonces los israelitas oraron a Dios y le hicieron esta promesa: «Si nos ayudas a vencer a ese rey y a su pueblo, nosotros destruiremos por completo todas sus ciudades».

 

Núm 21:3  Dios les concedió lo que pidieron, y los ayudó a vencer a sus enemigos. Así fue como los israelitas mataron a los cananeos y destruyeron todas sus ciudades. Por eso llamaron a ese lugar Hormá.[1]

 

El pueblo de Israel partió desde el monte Hor, tras tener una gran victoria,  Dios condujo al pueblo por el desierto, el pueblo empezó a desanimarse por tener que rodear toda aquella tierra, pasar por el desierto,  hasta llegar a la tierra prometida.

El pueblo no soportó más y empezó a hablar mal contra Moisés y contra Dios. Ellos estaban cansados del maná,  el alimento que Dios les había dado.

Murmurar es lo primero que se hace cuando se está cansado o cuando sentimos insatisfacción, Murmurar contra Dios fue lo más grave, ellos no querían el alimento que Dios les estaba dando, querían algo mejor, algo que llenara sus expectativas.

Muchas veces nos cansamos fácilmente de lo que Dios nos da, vivimos ambicionando algo mejor, debemos pedirle a Dios que nos enseñe a ser agradecidos con lo que tenemos así no nos guste, para que podamos un día llegar a disfrutar de las bendiciones que tanto queremos.

Por este pecado Dios los castigó enviándoles serpientes que los mordieran y así mucho pueblo murió.

Quejarse contra Dios y culpar a Dios de nuestros problemas o momentos difíciles que pasamos nos ocasiona más destrucción, morimos emocionalmente y espiritualmente.

El pueblo tuvo que reconocer el pecado que habían cometido, Moisés oró para que quitara las serpientes; Dios escuchó sus oraciones y le ordenó que hiciera una serpiente  y la colocara sobre una asta,  para que cualquiera que fuere mordido  mirara la serpiente en el asta y fuera sanado. Esto es símbolo del mismo señor Jesucristo en la cruz, cualquiera que quiera mirar a Jesús y lo acepta  será sanado.

Jesús es el único que puede perdonar todos nuestros pecados, El es el único que puede limpiarnos de toda maldad, en su infinita misericordia se compadece de nuestras debilidades y nos otorga salvación y vida eterna.

En el monte Sinaí Dios le había ordenado a moisés de no hacer imagen  de lo que estuviera en la tierra o en el cielo, sin embargo le manda hacer una serpiente como símbolo de fe y de la obra que haría cristo en la cruz del calvario.

Para muchos pueblos antiguos la serpiente era el símbolo de la vida y muerte, los  egipcios, los cananeos adoraban a la serpiente al igual que algunos otros pueblos.

Asclepio, Dios griego de la medicina, y llamado Esculapio por los Romanos se lo representaba como un hombre barbudo con una serpiente que le iba subiendo por los pies y se enrollaba en una vara o en sus vestiduras. La doble serpiente enroscada sobre una espada ha sido el símbolo de la medicina por siglos.

Todo aquel que fuera mordido por una serpiente solo tenía que alzar su mirada y ver la serpiente de bronce para ser sanado.

Para muchos pueblos antiguos la serpiente fue un objeto de fe, así como tenemos que mirar a Cristo solo por la fe y ser librados de la muerte eterna.

Números 21:9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

Juan 3:14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
3:15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Cristo nos sana de toda mordedura de serpiente y del veneno del pecado.

Las heridas que han ocasionado las serpientes en el desierto de este mundo solo pueden ser sanadas por cristo, él es el único restaurador, solo por la fe alcanzamos restauración y vida.

Que Dios nos ayude pasar por el desierto de éste mundo, sin quejarnos, agradecidos con lo que tenemos, disfrutando de la compañía de Dios y del alimento de su palabra, para que un día podamos disfrutar la tierra prometida.

Salmos 147:3 El sana a los quebrantados de corazón,
Y venda sus heridas.

Tristemente este objeto llegó a ser adorado por el pueblo, algo que Dios no había dicho, después de 700 años fue destruido por el rey Ezequías.

2 de reyes 18:4 El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario