A DIOS SE LE DA LO MEJOR
Gén 4:3 Pasó
el tiempo, y un día Caín le presentó a Dios una ofrenda de los frutos que
cultivaba.
Gén 4:4 Por su parte Abel escogió las
primeras crías más gordas de sus ovejas, y se las llevó a Dios como ofrenda.
Dios recibió con mucho agrado la ofrenda de Abel,
Gén 4:5 pero no recibió con el mismo
gusto la ofrenda de Caín. Esto le molestó mucho a Caín, y en su cara se le veía
lo enojado que estaba.
Gén 4:6 Entonces Dios le preguntó a
Caín: «¿Por qué estás tan triste y enojado?
Gén 4:7 Si haces lo correcto, siempre te
aceptaré con agrado, pero si haces lo malo, el pecado está listo para atacarte
como un león. ¡No te dejes dominar por él!»
Gén 4:8 Un día, Caín invitó a su
hermano. Cuando llegaron al campo, Caín golpeó a su hermano y lo mató.
El pasaje nos dice que después de un
tiempo Caín y Abel decidieron traer una ofrenda a Dios. Sin duda que en ambos estaba
presente el deseo de reconocer al Señor por los frutos obtenidos de sus
trabajos. Caín trajo parte de sus cosechas; pero Abel eligió lo mejor para el
Señor.
La actitud de Abel nos enseña dos cosas:
Un corazón verdaderamente agradecido con el Señor no sólo ofrenda una parte, sino que traerá lo mejor y lo primero
para Dios.
La ofrenda en este caso es un símbolo
también de la alabanza a Dios y de la entrega de nuestra propia vida. Por eso
debemos estar dispuestos a darle a El lo mejor aún de nuestra vida, como una
alabanza.
Caín no fue mezquino, sino tal vez algo
descuidado... Es probable haya sido un simple compromiso; algo así como una
obligación. Por eso no tomó el tiempo de elegir y traer lo mejor a Jehová.
LA APROBACIÓN DE DIOS
El pasaje nos dice que Dios miró con
agradó la ofrenda de Abel; pero no ocurrió lo mismo con la ofrenda de Caín. De
ninguna manera debe pensarse que Dios consideró el valor material de lo traído
por Abel y lo traído por Caín... Tal vez hasta es posible que lo ofrendado por
Caín fuera más valioso materialmente que lo ofrendado por Abel. Pero Dios miró
el corazón de ambos hermanos, y vio en Abel una dedicación, una atención, una
gratitud que no encontró en Caín... Y ésto es lo verdaderamente importante para
Dios: no cuánto ofrendamos, sino cómo; no el valor material sino que sea lo
mejor que podamos traer a su altar.
Gén 4:4 Por su parte Abel escogió las
primeras crías más gordas de sus ovejas, y se las llevó a Dios como ofrenda.
Dios recibió con mucho agrado la ofrenda de Abel,
Gén 4:5 pero no recibió con el mismo
gusto la ofrenda de Caín. Esto le molestó mucho a Caín, y en su cara se le veía
lo enojado que estaba.
"EL PECADO ESTÁ A LA PUERTA"
Génesis 4: 6 8
El reclamo de Dios trajo enojo y
decaimiento en Caín. Dios, como un Padre paciente y tierno, dialoga con él
tratando de hacerle comprender que, aunque no se ha agradado con su ofrenda,
todavía espera de Caín el bien. Pero también le advierte que si no corrige su error
y si no busca el bien, "el pecado está a la puerta"...
-
Hay dos cosas importantes de
esta expresión divina: En primer lugar se desprende que Dios no ha
considerado el descuido de Caín como un pecado, sino más bien como un error
corregible;
-
En segundo lugar en esta
advertencia Dios deja a Caín la responsabilidad de decidir lo que tiene que
hacer, pero le hace notar que, si bien
su actitud al ofrendar no ha sido
considerada un pecado, si no la corrige entonces sí será un pecado, porque Dios
ya le ha advertido sobre ella.
Caín, en vez de reconocer su error, se llenó de celos y de soberbia, invita a su hermano a salir al campo y allí, lejos de sus padres, se alza contra él y le mata. El no quiso reconocer y corregir su error y mató a quien él culpaba de su desgracia.
Muchas veces los hombres
culpan a otros de sus angustias y pesares y no reconocen que ellos son los
responsables por su falta de humildad para reconocer sus propios errores. Caín
fue, en este sentido, un ejemplo... Un mal ejemplo
La hipocresía de negar el pecado y
el castigo de Dios
Génesis 4: 9 13
Ahora sí Caín ha pecado... El ha
despreciado la comprensión y la ternura divinas y ha matado a su hermano.
Cuando Dios le pregunta por Abel, Caín, aún preso en su soberbia, pregunta
hipócritamente: "¿Soy yo acaso quien tiene que cuidar a mi hermano?"
Pero nada es posible de ocultar ante Dios,
y el Señor dice a Caín que la sangre inocente de Abel clama ante El... Frente a
tal afirmación divina, Caín se siente descubierto. Ya no tiene excusas...Y el castigo
de Dios es terrible. Debe haber sido tremendo para Caín, que tanto se había
dolido por el desagrado de Dios ante su ofrenda, escuchar ahora la voz del
Señor diciendo: "Maldito seas tú...Errante y extranjero serás en la
tierra" Caín, avergonzado y derrotado por su propio pecado, solo atina a
lamentarse...
ABEL: UN BUEN EJEMPLO
Hebreos 11: 4
La actitud de Abel frente a Dios quedó
como un notable testimonio. El escritor de la carta a los Hebreos hace en este
capítulo una larga lista de hombres que actuaron por fe, y al primero que
menciona es a Abel.
La fe es necesaria para ofrendar a Dios lo
mejor:
Sin fe en Dios no entenderemos jamás
que todo lo que tenemos es porque El lo provee. Sin fe no podremos llegar
a entender que cuando damos lo mejor al Señor sólo estamos haciendo lo que El
hace por nosotros, dándonos lo mejor.
Sin fe no gozaremos dar al Señor lo
mejor para agradarle; y la tristeza de un corazón ingrato y mezquino abrirá las
puertas al pecado, como sucedió con Caín
Aunque a Abel le costó la vida ofrecer al
Señor lo mejor, él lo hizo... Es notable leer al escritor de Hebreos cuando
dice: "muerto, aún habla por ella" haciendo referencia a la fe con la
que Abel dio lo mejor al Señor.
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