miércoles, 16 de septiembre de 2020

DESPOJEMONOS DE TODO PESO

 

DESPOJEMONOS DE TODO PESO




Heb 12:1  Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,


Los atletas que corren se entrenan y se visten con la indumentaria más ligera posible, para que ningún peso innecesario les reste velocidad y sea la causa de su fracaso.

Sin duda en la vida de cualquier creyente puede haber pecados y pesos que asedian, o que aplastan a la persona para que no pueda correr eficazmente la carrera de la fe

El señor nos dice que debemos despojarnos del pecado que nos asedia.


Efe 4:22  En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,

Efe 4:23  y renovaos en el espíritu de vuestra mente,

Efe 4:24  y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Efe 4:25  Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.

Efe 4:26  Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,

Efe 4:27  ni deis lugar al diablo.

Efe 4:28  El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.

Efe 4:29  Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

Efe 4:30  Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

Efe 4:31  Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

Efe 4:32  Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.


DEBEMOS RENUNCIAR AL PECADO  Y A TODO HABITO QUE AUNQUE PARECE INOFENSIVO NOS IMPIDE SEGUIR LA  CARRERA Y LLEGAR A LA META.

Durante nuestra vida podemos ir acumulando cosas en nuestro interior que nos impiden avanzar, cosas que ni siquiera nos damos cuenta que están guardadas en nuestra vida.

Son estas actitudes, y comportamientos que nos impiden correr, sentimientos de inferioridad, deseos de venganza, palabras negativas, amarguras, falta de tolerancia, miedos, depresiones.

Estas actitudes en la vida del cristiano causan un gran impedimento a la hora de emprender una meta, también son un impedimento para avanzar en una vida espiritualmente fuerte, obstaculizando la intimidad con el padre.

Por ejemplo.

EL NEGATIVISMO: Es el pensamiento, la actitud, perspectiva y forma de ser de una persona orientada hacia las cosas negativas o ver todo desde un punto de vista pesimista.

Es la máscara del miedo, de la ansiedad, de las preocupaciones y de la desesperación. El negativismo destruye el espíritu y la fuerza interior de una persona, sin importar cuán convincente pueda ser, se encontrará diciendo o pensando:  "Yo siento que no va a funcionar..."
Los pensamientos negativos se hacen parte de lo cotidiano de tal forma que no podemos darnos cuenta del efecto de su veneno o de la dimensión de su contaminación. Miedo, preocupación, hasta que usted decide no actuar: no va a la entrevista de trabajo, no comienza un nuevo proyecto, no prueba nuevos caminos, se deja influenciar por circunstancias que apoyen su temor, el recuerdo de los fracasos anteriores son penosos y se vive día a día con ese peso sobre los hombros


 LOS SENTIMIENTOS DE INFERIORIDAD hacen sentir que uno no es tan bueno como los demás sin una razón objetiva que sustente este pensamiento. Estas personas se sienten insignificantes, sienten envidia de los demás, siempre huyen de situaciones complicadas, no desean estar con personas que los hacen sentir inferiores, no aceptan ninguna crítica, suelen destacar los defectos de las otras personas.

AMARGURAS: La amargura, entonces, es algo fuerte y pesado que punza hasta lo más profundo del corazón.

La amargura no tiene lugar automáticamente cuando alguien me ofende, sino que es una reacción a la ofensa o a una situación difícil y por lo general injusta. No importa si la ofensa fue intencional o no. Si el ofendido no arregla la situación con Dios, la amargura le inducirá a imaginar más ofensas de la misma persona. 

La amargura es una manera de responder que a la larga puede convertirse en norma de vida. Sus compañeros son la autocompasión, los sentimientos heridos, el enojo, el resentimiento, el rencor, la venganza, la envidia, la calumnia, los chismes, la paranoia, las maquinaciones vanas y el cinismo.

Heb 12:15  Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;

Col 3:8  Pero ahora tienen que dejar también todo esto: no se enojen, no busquen hacer el mal a otros, no ofendan a Dios ni insulten a sus semejantes,

Col 3:9  ni se mientan unos a otros, porque ustedes ya han dejado la vida de pecado

Col 3:10  y ahora viven de manera diferente.

 

En realidad, ustedes son personas nuevas, que cada vez se parecen más a Dios, su creador, y cada vez lo conocen mejor.

Col 3:11  Por eso, ya no importa si alguien es judío o no lo es, o si está circuncidado o no lo está. Tampoco tiene importancia si pertenece a un pueblo muy desarrollado o poco desarrollado, o si es esclavo o libre. Lo que importa es que Cristo lo es todo, y está en todos.

 Col 3:12  Dios los ama mucho a ustedes, y los ha elegido para que formen parte de su pueblo. Por eso, vivan como se espera de ustedes: amen a los demás, sean buenos, humildes, amables y pacientes.

Col 3:13  Sean tolerantes los unos con los otros, y si alguien tiene alguna queja contra otro, perdónense, así como el Señor los ha perdonado a ustedes.

Col 3:14  Y sobre todo, ámense unos a otros, porque el amor es el mejor lazo de unión.

Col 3:15  Ustedes fueron llamados a formar un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Dejen que la paz de Cristo gobierne sus corazones, y sean agradecidos.


Dios quiere que vivamos como sus hijos, no importa lo que hayamos pasado, debemos despojarnos de todo lo que nos impide avanzar, renunciar a todo lo que nos ata y correr con libertad, disfrutando de la vida y del evangelio de amor que Jesús nos enseñó.

No es bueno conocer a Cristo y seguir cargando un peso que nos impide ver la bendición de Dios.

 

Cuando estás haciendo bien, Dios está contigo. Incluso cuando fracasas ¡todavía está contigo!

 

Es maravilloso saber lo que Jesús ha hecho por nosotros. Nos ha dado la presencia constante de DIOS. Debemos estar convencidos de que Dios nunca nos dejará, nunca nos desamparará, aunque le fallemos jamás nos dejará. Eso significa que Jesucristo es tu prosperidad, paz, provisión y sabiduría, está siempre contigo.

Heb 13:6  Así que podemos decir con confianza:

“El Señor es mi ayuda; no temeré.

¿Qué me puede hacer el hombre?”[f]

 

 

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