LOS EFECTOS DE LAS RIQUEZAS
Gén 13:1 Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev,
él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot.
Gén 13:2 Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y
en oro.
Gén 13:3 Y volvió por sus jornadas desde el Neguev
hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y
Hai,
Gén 13:4 al lugar del altar que había hecho allí
antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.
Dios
quiere que seamos prosperados en todo, pero antes de tener riquezas materiales
debemos, preocuparnos más por tener las riquezas espirituales, para que
las materiales no gobiernen nuestra vida.
Abraham fue llamado el amigo de Dios, era un hombre muy rico, pero ante todo se preocupaba
por las riquezas espirituales, siempre reconocía y adoraba a Dios.
Antes
de que Dios le diera riquezas materiales Abram se preocupo por las riquezas espirituales,
por tal motivo siempre lo vemos haciendo
un altar a Dios para adorarlo.
Gén 12:4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot
fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.
Gén 12:5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot
hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que
habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de
Canaán llegaron.
Gén 12:6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el
lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la
tierra.
Gén 12:7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu
descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había
aparecido.
Gén 12:8 Luego se pasó de allí a un monte al oriente
de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente;
y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.
Si nuestra
vida espiritual prospera, también prosperará nuestra vida material y emocional,
este es el deseo de Dios para sus hijos.
3Jn 1:2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en
todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
De nada nos sirven las riquezas materiales con una famili destruida, una salud física y emocional dañadas. Dios nos da las cosas para que las disfrutemos.
LAS RIQUEZAS MATERIALES CON ALTAR Con
presencia de Dios.
Son
de bendición
Las riquezas
materiales con presencia de Dios, no acercan más a Dios, nos hacen mas humildes.
Ecl 5:19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da
riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su
parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.
Cuando
hay altar la riqueza material no se convierte en afán.
Pro 23:4 No te afanes por hacerte rico;
Sé
prudente, y desiste.
Pro 23:5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas,
siendo ningunas?
Porque se
harán alas
Como alas
de águila, y volarán al cielo.
Buscamos
primeramente el reino de Dios y su justicia,
nos preocupamos por ser cada día mejores para el señor y nuestro prójimo.
Ponemos
la confianza es Dios y no en las riquezas.
Nos preocupamos por llevar una vida tranquila, sin apariencias, sabiendo que Dios tiene cuidado de nosotros y nos dará lo que necesitamos.
LAS RIQUEZAS MATERIALES SIN ALTAR
Se
convierten en maldición, no nos queda tiempo para lo espiritual.
Luc 12:19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes
guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.
Luc 12:20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a
pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
Luc 12:21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es
rico para con Dios.
Se
convierten en lazo y tentación.
Las riquezas materiales sin el temor de Dios pueden causar
avaricia, dolor, insatisfacción y muchos vicios en la vida de las personas que
no tienen el carácter de cristo.
1Ti 6:9 Pero los que sólo
piensan en ser ricos caen en las trampas de Satanás. Son tentados a hacer cosas
tontas y perjudiciales, que terminan por destruirlos totalmente.
1Ti 6:10 Porque todos los
males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de
amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos
problemas y sufrimientos.
Hch 5:1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con
Safira su mujer, vendió una heredad,
Hch 5:2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su
mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.
Hch 5:3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás
tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la
heredad?
Hch 5:4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y
vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has
mentido a los hombres, sino a Dios.
Se
pierde la confianza en Dios y se pone en las riquezas.
Jer 9:23 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su
sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus
riquezas.
Nada
en esta vida nos pertenece, todo es de Dios, nosotros somos solo mayordomos, Si Dios nos ha permitido tener riqueza
materiales es para usarlas para su gloria, compartiendo con el necesitado y haciendo que muchos puedan conocer de Cristo y de su inmenso amor por el pecador.
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