DESTRUYENDO LOS GIGANTES
Números
13:28 Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy
grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac.
13:33
También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos
nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.
En
el antiguo testamento se habla de los gigantes, dice que ellos eran
descendientes de Anac y habitaban la tierra prometida.
Esta
raza de Anaceos era distinguida por su estatura, su corpulencia, también eran arrogantes y
desafiantes.
Los
exploradores enviados por Moisés los describen como gigantes.
Numeros
13:33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y
éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a
ellos.
Estos
gigantes habitaban la tierra de Canaán, ellos tenían todas las bendiciones que
Dios había prometido a su pueblo.
Dios
promete que los entregara en manos de los Israelitas, pero que ellos tenían que ir a pelear y tomar
su tierra prometida.
Deu 9:1
Moisés
continuó diciendo:
«¡Israelitas,
pongan atención! Pronto cruzarán al otro lado del río Jordán, y expulsarán de
esa tierra a todos los pueblos que allí viven. Esa gente es más fuerte y
poderosa que ustedes, y sus ciudades son grandes y están bien protegidas con
altas murallas.
Deu 9:2 Entre ellos viven los descendientes del
gigante Anac, y la gente cree que son invencibles.
Deu 9:3 Pero ustedes saben que nuestro Dios marcha al
frente de nosotros. Su poder es el de un fuego destructor, y con él derrotará y
humillará a esos gigantes. Por el poder de Dios, ustedes podrán vencer a esa
gente y la expulsarán de allí enseguida, tal como Dios lo ha prometido.
Deu 9:4 (4-5) »Cuando
ustedes hayan entrado ya en ese territorio, y Dios haya expulsado de allí a esa
gente, no vayan a pensar que Dios les ha dado esas tierras porque ustedes son
muy buenos. Dios expulsará a esa gente por su maldad. Así cumplirá la promesa
que les hizo a Abraham, a Isaac y a Jacob, los antepasados de ustedes.
Josué
comisionado por Dios junto con su pueblo derrota a estos gigantes y toma las
ciudades.
Josué
11:21 También en aquel tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes
de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes
de Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades.
11:22 Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod.
11:23 Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra.
11:22 Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod.
11:23 Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra.
Dios
siempre cumple sus promesas, cuando hay un pueblo conquistador, que no le tiene miedo al enemigo, dispuesto a pelear y tomar lo que le
pertenece.
El
cristiano que camina con Dios, no debe
temer a esos gigantes que quieren impedir que alcancemos lo que Dios ha prometido
para nuestras vidas.
Estos
gigantes son aquellos problemas, tentaciones, pecados que no nos dejan avanzar.
Estos
gigantes nos mantienen derrotados, tristes sin ninguna esperanza, nos mantienen
viendo solo los problemas y obstáculos sin ver la solución que Dios ya nos dio.
Existe
el gigante del miedo que nos impide caminar y emprender nuevos rumbos, el
gigante de la autocompasión que nos mantiene viéndonos como los pobrecitos, como
sufrimos, nadie nos entiende, nadie nos ama, el gigante de nuestro mal carácter
que nos hace ser personas llenas de orgullo, ira, falta de perdón, este gigante
nos despoja de las bendiciones, nos roba buenos trabajos, familias, amigos. Existe el gigante de los deseos pecaminosos
que nos mantiene en esclavitud y nos
dice que nunca podremos salir del pecado, que somos indignos de Dios.
Es
muy importante que el cristiano venza este tipo de gigantes, que solo buscan
destruir sus vidas e impedir que vayan y
tomen la bendición que Dios ya les ha entregado.
Dios
había prometido a Caleb que la tierra que había tocado con sus pies seria suya,
habían pasado 85 años desde que él fue a reconocer la tierra.
Él fue un hombre determinado a conquistar, a
derrotar esos gigantes que Vivian en esa tierra que Dios le había entregado.
Pero
no solamente había sido un hombre determinado a conquistar, sino que era un
hombre que amaba a Dios y vivía para el por eso fue bendecido.
Números
14:24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir
en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la
tendrá en posesión.
Jos 14:9 Aquel día Moisés juró que a mi familia y a mí
nos daría la tierra por donde anduve, porque le fui fiel a Dios.
Jos 14:10 Eso pasó hace cuarenta y cinco años, y todo
este tiempo que nuestro pueblo ha andado por el desierto, Dios me ha protegido,
tal como lo prometió. ¡Mírame! Ya tengo ochenta y cinco años,
Jos 14:11 pero estoy tan fuerte hoy como cuando Moisés
me envió a explorar. ¡Y todavía puedo pelear!
Jos 14:12 Por eso te pido que me des la región
montañosa que Dios me prometió aquel día. Tú bien sabes que los descendientes
del gigante Anac viven en ciudades grandes y bien protegidas. Pero con la ayuda
de Dios los podré desalojar, y así conquistaré esas ciudades, tal como Dios lo
prometió».
Jos 14:13 Josué bendijo a Caleb, y a él y a sus
descendientes les dio el territorio de Hebrón.
Jos 14:14 Así fue como Hebrón llegó a pertenecer a
Caleb y a su familia, porque Caleb obedeció fielmente al Dios de Israel. Y
todavía le pertenece.
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