domingo, 13 de julio de 2014

DESTRUYENDO LOS GIGANTES


DESTRUYENDO LOS GIGANTES
 




 
 

Números 13:28 Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac.

13:33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.

En el antiguo testamento se habla de los gigantes, dice que ellos eran descendientes de Anac y habitaban la tierra prometida.

Esta raza de Anaceos era distinguida por su estatura,  su corpulencia, también eran arrogantes y desafiantes.

Los exploradores enviados por Moisés los describen como gigantes.

Numeros 13:33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.

Estos gigantes habitaban la tierra de Canaán, ellos tenían todas las bendiciones que Dios había prometido a su pueblo.

Dios promete que los entregara en manos de los Israelitas,  pero que ellos tenían que ir a pelear y tomar su tierra prometida.

Deu 9:1 

Moisés continuó diciendo:

«¡Israelitas, pongan atención! Pronto cruzarán al otro lado del río Jordán, y expulsarán de esa tierra a todos los pueblos que allí viven. Esa gente es más fuerte y poderosa que ustedes, y sus ciudades son grandes y están bien protegidas con altas murallas.

Deu 9:2  Entre ellos viven los descendientes del gigante Anac, y la gente cree que son invencibles.

Deu 9:3  Pero ustedes saben que nuestro Dios marcha al frente de nosotros. Su poder es el de un fuego destructor, y con él derrotará y humillará a esos gigantes. Por el poder de Dios, ustedes podrán vencer a esa gente y la expulsarán de allí enseguida, tal como Dios lo ha prometido.

 

Deu 9:4  (4-5) »Cuando ustedes hayan entrado ya en ese territorio, y Dios haya expulsado de allí a esa gente, no vayan a pensar que Dios les ha dado esas tierras porque ustedes son muy buenos. Dios expulsará a esa gente por su maldad. Así cumplirá la promesa que les hizo a Abraham, a Isaac y a Jacob, los antepasados de ustedes.

Josué comisionado por Dios junto con su pueblo derrota a estos gigantes y toma las ciudades.

Josué 11:21 También en aquel tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades.
11:22 Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod.
11:23 Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra.

Dios siempre cumple sus promesas, cuando hay un pueblo conquistador, que no  le tiene miedo al enemigo,  dispuesto a pelear y tomar lo que le pertenece.

El cristiano que camina con Dios,  no debe temer a esos gigantes que quieren impedir que alcancemos lo que Dios ha prometido para nuestras vidas.

Estos gigantes son aquellos problemas, tentaciones, pecados que no nos dejan avanzar.

Estos gigantes nos mantienen derrotados, tristes sin ninguna esperanza, nos mantienen viendo solo los problemas y obstáculos sin ver la solución que Dios ya nos dio.

Existe el gigante del miedo que nos impide caminar y emprender nuevos rumbos, el gigante de la autocompasión que nos mantiene viéndonos como los pobrecitos, como sufrimos, nadie nos entiende, nadie nos ama, el gigante de nuestro mal carácter que nos hace ser personas llenas de orgullo, ira, falta de perdón, este gigante nos despoja de las bendiciones, nos roba buenos trabajos, familias, amigos.  Existe el gigante de los deseos pecaminosos que nos mantiene  en esclavitud y nos dice que nunca podremos salir del pecado, que somos indignos de Dios.

Es muy importante que el cristiano venza este tipo de gigantes, que solo buscan destruir sus vidas e impedir que vayan  y tomen la bendición que Dios ya les ha entregado.

Dios había prometido a Caleb que la tierra que había tocado con sus pies seria suya, habían pasado 85 años desde que él fue a reconocer la tierra.

Él  fue un hombre determinado a conquistar, a derrotar esos gigantes que Vivian en esa tierra que Dios le había entregado.

Pero no solamente había sido un hombre determinado a conquistar, sino que era un hombre que amaba a Dios y vivía para el por eso fue bendecido.

Números 14:24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.

Jos 14:9  Aquel día Moisés juró que a mi familia y a mí nos daría la tierra por donde anduve, porque le fui fiel a Dios.

Jos 14:10  Eso pasó hace cuarenta y cinco años, y todo este tiempo que nuestro pueblo ha andado por el desierto, Dios me ha protegido, tal como lo prometió. ¡Mírame! Ya tengo ochenta y cinco años,

Jos 14:11  pero estoy tan fuerte hoy como cuando Moisés me envió a explorar. ¡Y todavía puedo pelear!

Jos 14:12  Por eso te pido que me des la región montañosa que Dios me prometió aquel día. Tú bien sabes que los descendientes del gigante Anac viven en ciudades grandes y bien protegidas. Pero con la ayuda de Dios los podré desalojar, y así conquistaré esas ciudades, tal como Dios lo prometió».

 

Jos 14:13  Josué bendijo a Caleb, y a él y a sus descendientes les dio el territorio de Hebrón.

Jos 14:14  Así fue como Hebrón llegó a pertenecer a Caleb y a su familia, porque Caleb obedeció fielmente al Dios de Israel. Y todavía le pertenece.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario